Canciones magníficas que nadie nombra

El rock nacional se ha difundido en canciones-himno que nutrieron fogones de playas, campings, jardines. Algunos con alma de hippie evocaron y contribuyeron a una propagación íntima, casera.
Las canciones que tuvieron mejor recepción y que siempre se nombran son aquellas que pueden interpretarse facilmente con una guitarra y compartirse con un "una que sepamos todos".
Esta cultura se ha ido diluyendo. Hay menos fogones y menos espacios para compartir lo nuevo del rock. Nadie pide en un fogón Pink Floyd.
Pero uno habla en reuniones de temas que marcaron una época, que nos influenciaron, que nos conmovieron, que son especiales.
Me he dado cuenta que nombro poco a Spinetta como el músico-poeta de referencia.
Luis Alberto Spinetta es un grande de nuestro rock, lugar de privilegio, que a mi modesto entender comparte con Charly García.
A Luis lo identificamos por Muchacha, una de esas canciones-himno de nuestro rock.
Pero yo siempre recuerdo ésta que no es difundida.
Hay dos versiones en este blog. La original de Almendra y la que con orquesta, el flaco grabó para la MTV.
Laura va. Una canción notable que siempre, siempre, siempre me emociona.
Que lo disfruten.



Me asiste la razón


Me asiste la razón y no la visión del crítico imparcial y despojado de influencia alguna.

Me asiste el gusto, mis preferencias musicales y el haber buscado hasta el cansancio más de una vez algún acorde que nunca apareció.

Me asiste también el eco de mi sangre que no filtra ni distorsiona monitor aún fabricado.

Pero pude observar a mi alrededor y entender que a los que me rodeaban les pasaba lo mismo, que sonreían por el camino imprevisible que había tomado la letra o la sorpresa donde nos condujo involuntariamente la melodía.

Sobre Aye ya hay otros textos en este blog, no descubro nada, más que esta cuota de orgullo personal siempre latente.

Nos regalaron según sus propias palabras ocho canciones repiponas y un cover tremendo.

Nos regalaron una comunicación profunda entre ellos y de ellos para nosotros.

A Aye la amo.

A Nico le admiro la valentía, la indomable naturalidad, el desenfado y el sentirse en el escenario más cómodo que en el living de su casa.

No me sorprendieron gratamente. Me emocionaron. Y esto es todo lo que justifica cualquier hecho artístico. Para comunicar la fibra íntima está el arte. Y arte fue lo que nos dieron en ocho canciones repiponas y un cover tremendo.