-Buenos días
-Buenos días. Podría comunicarme con el BX
32775/83?
-Depende del motivo de su llamada
-¿Estoy hablando con el Servicio Secreto?
-Esa es una pregunta que no estoy autorizado a
responder
-¿Porqué?
-Porque es secreto. Tenemos órdenes precisas de
nuestros superiores al respecto.
-Mire. El agente BX 32775/83 me dejó un celular en
reparación porque no funcionaba correctamente y quería comunicarle que al
sistema operativo del equipo ha ingresado un virus.
-¿Qué tipo de virus?
-Un virus
grande y letal. ¿Escuchó hablar del Ebola?
-Si, claro.
-Un virus de ese calibre. Le ha destruido fotos y
archivos, algunas direcciones, sobre todo la de los espías en Ucrania agrupadas
en una lista donde chatean y juegan al Pocker.
-¿Cómo sabe usted que el agente BX 32775/83
trabaja aquí?
-Porque me ha dejado su tarjeta con el teléfono de
la oficina.
-Tengo que fijarme en la tabla de referencias a
quien corresponde ése código.
-Al agente Betinotti
-¿Y cómo sabe usted eso?
-Porque me lo escribió en la parte de atrás de la
tarjeta. Estoy para ayudar, no quiero que esto le traiga problemas a Betinotti,
que es un hombre muy amable y no tiene aspecto de ser un asesino.
-No quiero responder a ése comentario porque todas
las conversaciones en este edificio son grabadas.
-¿Todas las conversaciones?
-Absolutamente todas. El otro día, sin ir mas
lejos, un oficial me preguntó cómo seguía de los callos mi madre. Seguramente
porque escuchó que hablaba con ella del tema por teléfono.
-Mire usted lo que es la seguridad, no?
-Acá vuela una mosca y saben que mosca es, para
qué vuela y dónde se dirige…
-Aprovecho que estamos en confianza, y si no me
quiere responder, está en su derecho…
-Pregunte nomás.
-Nuestros agentes secretos, son como se ven en las
películas? Porque en el celular de Betinotti hay unas mujeres que parecen
salidas del cine.
-Y… Los tipos tienen su carnada, no? Una vida
misteriosa y de peligro, se acostumbran al riesgo. Eso te da otra personalidad.
Deben tener sus lindas mujeres.
-Hay una turca entre las fotos que me volvió loco…
Unos ojos, un lomo…
-Y Betinotti anda por todas partes. Seguro que hay
fotos de Londres y Moscú.
-Las de Londres salieron mal. Debe ser por la
niebla. De Moscú no las vi todas, después me voy a fijar. ¿Es difícil convertirse en agente
secreto?
-Mire, yo pedí que me dieran el entrenamiento,
pero me advirtieron que era muy difícil. Hay gente que se ha muerto entrenando…
Los interrogatorios son bravos. Hay gente que se lo toma a risa, pero hay de
todo.
-¿Usted vio còmo los entrenan?
-Mire, yo no pasé la prueba. Cuando le dije a mi
jefe que quería ser espía, me dijo lo vamos a probar. Y cada tanto pasaba y me
daba un coscorrón Y me decía: “Esto no es nada, Garmendia. Ponete media pila,
Garmendia, me decía y me enchufaba 12 voltios con un aparato. Yo pensaba, si
esto es media pila, pila entera no se si aguanto… Estaba hablando con mi novia,
sentados los dos en un banco en la plaza de acá a la vuelta y él venía y me
daba una bofetada por la espalda. Y me decía: Siempre atento, Garmendia,
siempre alerta. Las Tres A: Atento, alerta, armado. Y me lo advirtieron. Me
dijeron: será duro.
Una noche llegué a casa de mi novia justo cuando
salía mi jefe y tres más. Mi jefe me dijo: Todas son pruebas profesionales,
Garmendia. Si pasa un secreto, pasan todos. Si uno se queja una vez, se queja
siempre. Las tres S, Garmendia: Servir, silenciar, soportar. Y allí estaba mi
novia, toda despeinada. Cuando me vio me dijo: ¿En qué andás, Garmendia? Y le
tuve que contar un cuento chino para seguir con las S.
-Es mucho…
-Ya lo creo. Estuve a punto de renunciar tres
veces, pero me tildaban de flojito y yo seguía… Con la supervivencia me
dijeron: “Nada de selva ni desierto, Garmendia. Supervivencia en grandes
urbes”. Y durante tres meses me acompañaban hasta el cajero el día de cobro y
se quedaban con la mitad de mi sueldo. “A sobrevivir, Garmendia. Las tres H,
Garmendia: Hambre, honestidad, hombría. Yo ya me había olvidado las tres A y no
podía recordar si iba por orden alfabético. ¿Antes de la H que había? Para
colmo iban al almacén de mi barrio y sacaban mercadería fiada a mi nombre. Pero
aquí estoy: enterito. Otra vez de telefonista y fotocopias. Perdí a mi novia
pero me dijeron que soportar las pérdidas era lo primero para hacerse fuerte.
“Las tres P, Garmendia: Paciencia,
perseverancia…
-Y la otra?
-Me dijeron que ya la descubriría solo, que era un
atributo personal que me distinguía. Ya
va a salir solito. Le paso con Betinotti que ya se desocupó la línea.