30000 Cristos


Desde Cristo hasta nuestros dìas la Humanidad avanzò notablemente en el campo tecnològico y con ello, el Poder ha sofisticado sus mètodos y herramientas.
Si Jesùs de Nazaret hubiese nacido en Argentina en los años 60, en el 76 hubiese pasado por el mismo calvario que 1975 años atràs, con menos latigazos y màs picana elèctrica, con menos corona de espinas y con màs submarino.
Desde que tengo memoria, es la primera vez que Semana Santa coincide con un aniversario del Golpe de Estado que hace 32 años llevaron a cabo un grupo de infames.
Estos militares sediciosos, en nombre de Dios y la Patria, avalaron los mètodos que aplicaron los romanos, y a excepciòn de la cruz, utilizaron para miles de personas los mismos tormentos.
Todos los infames comulgaban. Los Mandamientos hablan de no matar, nada dice sobre aplicaciòn sistemàtica de mètodos de tortura.
Cristo era un insurrecto para el poder romano.
Cada insurrecto para el poder militar en mi paìs recibìa el mismo tratamiento.
En centros clandestinos, muy parecidos a los que idearon los nazis en la segunda guerra mundial, los romanos modernos, concentraban, torturaban y asesinaban a todo aquel que capturaban por pensar diferente a ellos.
El plan de exterminio tenìa un objetivo: aplicar un plan econòmico perfecto para los poderes econòmicos de entonces sin resistencia alguna.
En Amèrica Latina el mètodo generò adeptos. En Chile y Uruguay se hacìa lo mismo.
El problema de los cadàveres tuvo distintos tipos de higiènicas soluciones. Arrojarlos al mar, enterrarlos en fosas comunes, hacerlos desaparecer de una manera en que no pudiesen resucitar como el nazareno.
30000 calculan las Comisiones de Derechos Humanos. El nùmero no es relevante. 30000 Cristos.
Era muy complicado alinear tantas cruces.
Es cierto que en mi paìs se librò una lucha armada. Una fuerza militar ilegal contra una guerrilla clandestina. Esto originò una teorìa llamada de los Dos Demonios, pero claro, es un eufemismo que indirectamente intenta la justificaciòn.
Es cierto tambièn que gente que no participaba de la lucha, como los bebès a punto de nacer o los recièn nacidos, pasaron formar parte del botìn de Guerra. A la fecha no llegamos a cien los que recuperaron su identidad, los que vivieron su infancia en manos de sus captores. Sus abuelos los siguen buscando con la misma esperanza pero con menos tiempo.
Es de cristianos perdonar. Yo no tengo esa capacidad ante el horror. Creo en Cristo pero no tengo la integridad suficiente para poner la otra mejilla. Cada muerto, cada torturado, cada desaparecido me duele y me provoca indignaciòn y furia.
Esos militares nos llevaron a una guerra contra Gran Bretaña en el 82. Como la perdieron en lo que fue una masacre de jòvenes reclutas inexpertos en estas lides, contra un ejèrcito profesional, tuvieron que irse. Lo que tenìan que saber (enfrentarse a pares armados) fue su derrota. Ante gente desarmada como Cristo, el coraje es otro.
Ante la enorme cantidad de denuncias internacionales en el 78, en pleno mudial de fùtbol, llegò una Comisiòn de Derechos Humanos. Uno de sus cràneos inventò una frase que fue calcomanìa y se pegò en las lunetas traseras de muchos autos: "Los argentinos somos derechos y humanos". Del primer calificativo no tengo dudas.
Para Pascuas tambièn, en plena democracia, se alzaron en armas. El presidente de ese entonces luego de abdicar en sus reclamos nos dejò otra frase: Felices pascuas. La casa està en orden.
Me da mucha pena que una parte de la juventud actual no sepa los nombres y apellidos de los que propiciaron esta tragedia.
Algunos se pasean por las calles como yo. Habrìa que actualizar su imagen y pegarla en las paredes de la ciudad.
No sea cosa que por desconocimiento, compartamos un espacio pùblico con uno de los asesinos de Cristo.