Se
definen como animales carroñeros, necrófagos, a aquellos que se alimentan de animales
muertos sin haber participado de su caza. Los buitres son un claro ejemplo.
Aprovechan la ocasión de un banquete en el que no trabajaron en su preparación
y se benefician de su ingesta.
En
momentos de dolor, enfermedad, debilidad, tragedia, otros carroñeros también se
presentan en escena. En la inundación de La Plata, en aquella terrible también
de Santa Fe, merodeaban las casas, donde el agua había hecho estragos, aprovechando
el desconcierto y la oscuridad, ciertos vertebrados con el nefasto objetivo de
apoderarse de todos los enseres que sus castigados moradores habían dejado para ponerse a
salvo.
Cuando
mi viejo estuvo internado en el hospital, en una de las pocas siestas que le
permitía el dolor de su pierna, le sustrajeron una radio, la plata para pagar el uso del televisor,
dinero, un walkman y los documentos personales.
La
diferencia entre bichos y humanos es que los primeros contribuyen con el ecosistema
al eliminar restos orgánicos y reciclarlos, como es el caso del tiburón, que extrae del agua animales muertos impidiendo la
propagación de enfermedades.
El
hombre amerita con sus gestos viles colocarse siempre unos escalones debajo en
el mundo animal.