Frente a la Ex ESMA, Escuela de Mecánica de la Armada,
centro de detención, tortura y exterminio que utilizó la dictadura militar
argentina entre 1976 y 1981, está el Colegio Raggio, un centro de educación
técnico que volvió a poblarse de alumnos a partir de un plan de volver a la
formación de oficios.
Sus alumnos colocaron una placa que recuerda a los
estudiantes secuestrados por los militares y que siguen en la condición de
Desaparecidos, ése término infame que utilizó Jorge Rafael Videla en aquella conferencia de prensa (link a las declaraciones) donde nos dio
su visión cristiana, como creyente, hombre de fe.
Es cierto que hay cierto parentesco entre los
militares y el cristianismo. Los militares utilizaron métodos muy parecidos al
de los romanos contra el propio Cristo en aquellos años. Las diferencias
radican en que los detenidos por la dictadura no fueron crucificados en forma
pública como en aquel entonces eran crucificados los ladrones y los rebeldes.
Tampoco aquellos romanos, les quitaban a las detenidas parturientas sus hijos,
para entregárselos a camaradas de armas y adherentes a su casta militar,
imposibilitados éstos de procrear. No había botines de guerra. Como buenos
cristianos, los argentinos, alentados por la iglesia católica, querían formar
una familia, que ya lo dicen en misa: Creced y multiplicaos.
Si existe la Justicia Divina, si Videla y sus secuaces
arden en el Infierno, es imposible que entre las llamas puedan leer los
diarios.
Apareció el nieto 116. Nació en la Ex ESMA, donde
estaban secuestrados sus padres, a pocos metros del Colegio Raggio.