Mauricio:
Ya que me dejás mensajes en el
contestador telefónico y me enviás correos que gracias a Microsoft entran en la
bandeja de No Deseado, me permito escribirte en el mismo tono claro y pausado
con el que vos te dirigís a mí.
No cuentes con mi voto ni con mi alegría
ni con mis globos de colores. Algunos tipos como yo, por suerte no somos pocos,
tenemos memoria. Vos y yo tenemos orígenes diferentes. Vos naciste en una
familia que se ha hecho millonaria beneficiada por el Estado en gobiernos de
facto. Mi viejo era un taxista. Tu familia hace negocios con lo que sea, sin
límites ni medida. De haber existido los Macri en tiempos de Poncio Pilatos, le
hubiesen vendido los clavos a los romanos.
Tu padre, Mauricio, se ha enriquecido con
contratos firmados con el Estado. Se han llenado los bolsillos con
privatizaciones como la del Correo Argentino, te acordás?, nuestro servicio
postal que pintaste con esos colores tan desagradables. La privatización del
servicio postal obligaba el pago de un canon semestral de 51,6 millones de
pesos al Estado. Sin embargo, al poco tiempo el grupo liderado por Franco Macri
dejó de pagar sus compromisos, tomó deuda para inversiones que luego fue usada
para "retiros voluntarios" y echó a 10.900 trabajadores.
Tu familia, Mauricio, vendía autopartes
a su filial de Uruguay, que luego reimportaban desde allí a nombre de terceros
para obtener reintegros y exenciones impositivas. Una estafa de varios miles de
millones de dólares.
No quiero abrumarte con un ejercicio de
memoria ahora, que querés un estado transparente, de reglas claras, cuando
antes ya nos demostraste cuáles son las reglas que más te gustan. Mauricio: tus
asesores contables te han enseñado que los sueldos son costos y vos decís que para
competir hay que bajarlos. Vos predicás, sin la montaña, claro, que el
mercado dicta las leyes. Debe ser por eso que te dormías en las sesiones del
congreso o no ibas, pues no crees en las leyes que dictan los hombres. De
hecho vetaste todas las importantes.
Has dicho muchas barbaridades peores que
la de un puerto en Santiago del Estero. Has dicho que Domingo Cavallo era un
valiente. Se dice delincuente, Mauricio. Valiente es una virtud. Cavallo no
sabe de virtudes, sabe de negocios. Cavallo hizo pública una deuda que era
privada. Cavallo, Melconian, toda esa banda que saqueó los bancos y demuestra
que no hay justicia. Porque el gordo Valor, que los asaltaba a mano armada,
está preso. Ellos y vos no.
Haceme un favor. No me llames mas. No me
mandes correos. Te pido disculpas a vos y a tus seguidores, los que reparten
panfletos con tu cara, que cuando se acercan me persigno tres veces y lamento
no portar un frasco con agua bendita.
Yo no quiero tu cambio. Podés
quedártelo, como todas las deudas con el fisco que nunca abonaste. Se que en
España está Podemos y vos diligente con tus asesores, metiste Cambiemos. Se
nota a la legua que el Cambio que te inspira es el del dólar, para
seguir jugando a tu juego predilecto de la infancia: El Monopoly.