Estaba decidido. Tuvo la misma
determinación que días anteriores cuando quemó documentos, cartas, fichas,
legajos. No fue necesario deshacerse de un diario personal. Sus crímenes
inconfesables estaban muy presentes en la historia de una familia envenenada
por la tragedia. Su derrotero criminal excedió su oscura existencia en este
mundo y el final que se acerca y no merece. Todo fue planeado hasta aquí.
Su padre, el prestigioso escritor,
pidió por él clemencia de rodillas ante Hipólito Yrigoyen. Iba a quedar preso
por abuso de menores en el reformatorio que él mismo dirigía. Su padre quería
evitar que se manchara el apellido Lugones. El gesto de Yrigoyen con su
indulto, lo pagaría con “La hora de la espada” y su participación como intelectual
en el golpe de Estado de 1930. Le habría ahorrado dolores a la humanidad si no
hubiera intercedido. La mente de ese hijo ya había dado señales inequívocas en
la adolescencia cuando practicaba zoofilia con las gallinas y en el momento del
orgasmo les retorcía el pescuezo.
Su padre no imaginó que ése hijo
sería algún día el jefe de policía que, vigilándolo y persiguiéndolo, iba a
descubrir su adulterio para luego extorsionarlo, induciéndolo al suicidio
redentor que finalmente sucedió.
Su nombre adquirió una fama muy
distinta a la de su padre cuando introdujo en la cárcel de Las Heras la picana
eléctrica que él mismo accionaba en los interrogatorios con los presos
políticos de la Revolución libertadora.
No se enterará que, unos años
después, ese artefacto de tortura se aplicó contra una de sus hijas, militante
montonera, en un centro de detención clandestino donde murió.
Los orificios de balas en las paredes
comprueban qué tipo de desastres pueden acontecer con una pistola en manos de
un suicida que sufre de Parkinson. Los diarios omitieron esos detalles. Antes, también intentó matarse con el gas poniendo en riesgo a
todos sus vecinos.
Signados por el destino del suicidio
como única vía de escape, los Lugones fueron rindiéndole homenaje al
tristemente célebre libro La hora de la espada.