Preparó
el mate para esperarlo. Quería ordenar las ideas para hablarle de las
calificaciones del boletín, de la responsabilidad, del sacrificio de sus padres
y de la vida. Había terminado de planchar sus camisas, las que les gusta usar
para ir a los bailes. Lo esperó en vano. Chelo y sus compañeros nunca llegaron
a sus hogares luego de salir del colegio Raggio.