Con vos se fue un capìtulo de nosotros mismos. Aquel que hablaba de personas entrañables, que tuvieron su primavera con una esquina rota.
No puedo recordar todos los tìtulos que pasaron por mis manos, pero si el sabor que me dejaron tus novelas, tus cuentos, tus poemas.
La noticia llegò urgente, con la misma premura que la muerte, digna de este mundo prisionero de la inmediatez, que abandonò el saludable ejercicio de redactar cartas manuscritas y se perdiò parte de tu esencia pueblerina.
Recuerdo mi pausa para tomar aire al llegar al punto final de "Sàbado de Gloria". No nos diste tregua en tu relato, humanizando hasta la mèdula el exilio, las nostalgias, la tristeza, el dolor de los años de plomo, la derrota y su respuesta al fin de los tiempos y las utopìas.
¿Porquè cantamos?
Nos quedan tu palabra y tus libros, tu pensamiento polìtico y tu compromiso, sustantivos en extinciòn para quienes hoy actùan segùn soplan los vientos.
Te agradezco las emociones que derramaron tus versos, las letras que otros se atrevieron a musicalizar.
Te agradezco la simpleza y el decirle al Mundo que en el Rìo de la Plata habìa una sudestada que se estaba llevando a los buenos y a los nobles.
Una parte de nosotros fue un capìtulo tuyo.