En mi país, los 25 de mayo, se cumple la tradición de festejar el aniversario de la Revolución de Mayo, y entre las celebraciones, el Arzobispo, el máximo escalón en jerarquía dentro de la iglesia, preside una misa en la catedral metropolitana donde expone, en su homilía, el punto de vista de la entidad que representa.
Las máximas autoridades concurren a escuchar al Ministro de Dios desarrollar su disertación, producto final de algunos borradores previos y que interpretan, desde su posición religiosa apolítica, su parecer sobre los males que aquejan a la sociedad actual.
No es una conferencia de prensa, es una misa. Durante el transcurso del discurso, los parroquianos escuchan, en caso de ser periodistas, toman nota, graban el mensaje para luego reflejarlo en los medios, no se hacen preguntas, no se interrumpe, no se cuestiona. No creo que se vea bien abuchear, silbar o entonar cantos de cancha en protesta de lo que se está escuchando desde el púlpito.
Nadie se permite, al menos no lo he visto yo, esperar a que termine para, también desde los medios profundizar sobre algunas consideraciones del prelado.
En el diario de mayor venta, la misa se encuentra entre las primeras páginas, porque desde siempre la iglesia argentina ha ocupado un lugar de preponderancia en la sociedad.
Aunque también se destacan noticias relevantes como "las medidas que podría tomar la Unión Europea por las trabas en las importaciones que aplica Argentina". Nada nuevo, tomando en cuenta que Europa aplica sobre latinoamérica medidas de castigo desde hace 530 años.
El Arzobispo, el mismo que se puso a la vanguardia de las marchas contra el matrimonio igualitario, porque se pronunció en defensa del bien del matrimonio y la familia, el mismo, sí, el mismo que aceptó que su congregación se pronunciaria como "La guerra de Dios" contra la voluntad de una elección sexual, nos dejó estas perlas que transcribo como las destacadas en el matutino:
El cardenal Bergoglio criticó hoy que "nadie se haga cargo" de
tragedias, crímenes y deudas que "debemos pagar por hechos de
corrupción".
El Cardenal se olvida que forma parte de una iglesia que en los años de
plomo participó activamente en sociedad con el plan militar donde hubo
crímenes, tragedias que todos pagamos. Y no recuerdo ninguna declaración al
respecto, ni siquiera en nombre de sus hombres de fe caídos bajo las balas de
sus socios.
En una ceremonia en la que estuvo ausente el jefe de Gobierno porteño,
Bergoglio criticó “la locura del poder como ideología única” y dijo que
“acentúa el foco prejuicioso”.
Las ideologías siempre fueron veneno satánico para la iglesia, salvo claro
la que llevó a cabo La Santa Inquisición, sobre la que tampoco hay mucha autocrítica.
En una crítica a la clase política, expresó que “todos buscan dominar sobre
los otros y se erosiona la confianza social”.
Bueno. Debería agregar que sus subordinados, sino se verían involucrados en
tantos casos de pedofilia, también ofrecerían mayor confianza a la sociedad
para acercarse a ellos.
"Es la locura del relativismo que es, curiosamente, absolutista y totalitario,
no permite diferir del propio relativismo, en nada difiere con el 'cállese' o
'no te metas'", aseveró el arzobispo.
Poco feliz la elección de estos términos en el borrador de su discurso, anclados de manera indeleble en un
inconciente colectivo de años en que estas palabras precedían silencios más
profundos y definitivos. Nadie resiste ningún archivo. Me gustaría saber si hay
algún registro de las homilías de aquellos años.
“Cuando se utiliza el nombre de Dios para violentar se cae en pura
idolatría” y sumó que “ningún sistema e ideología asegura el bien de los otros”
Puede que esto quiera decir que ningún sistema es perfecto, pero aquí
estamos los hombres de buena voluntad para convertirlos.
"Nos escandalizamos cuando los medios muestran ciertas realidades
sociales que duelen pero luego volvemos al caparazón", graficó Bergoglio
en la tradicional homilía.
Debería haberlo dicho con un disfraz de tortuga.
Antes, expresó que “nuestros padres de Mayo, apelaron a la confianza mutua”
y que fue necesaria “confianza para sentar las bases y construir nuestro propio
destino”.
Una frase inspirada en la versión de nuestra historia nacional escrita por
quienes dominaron todos los cambios y procesos económicos. La historia oficial
no es la verdadera historia. Un concepto universal que no se limita a nuestro
territorio.
“Sangre y trabajo, renuncias y destierros llenas las páginas de nuestra
historia” y aseguró que “hoy 2012, el sueño está ahí para seguir siendo
realizado y nos recuerda el amor fundante”
Con un micrófono y un poco de eco, es conmovedora esta frase. Un sueño
no se traza y se cumple de manera inmediata. Un sueño es simplemente un camino,
y en todo camino hay piedras y obstáculos. Hay que diferenciar quien forma
parte del sendero y quien del atasco.
También criticó la “voracidad insaciable de poder y consumismo” donde “los
extremos débiles son desechados”. Habló además de “caprichos adolescentes no
resueltos”.
Acá me sorprendió gratamente. Los fundamentos freudianos nunca formaron
parte de las consideraciones religiosas. Bien Bergoglio. Me gusta cuando te
abres a nuevos caminos.
Dijo que en esta sociedad “los extremos débiles son descartados: los niños y
los ancianos” y criticó los “tráficos, abusos y explotación de menores”.
Supongo que se refiere a ésto:
“Debe alarmarnos nuestra capacidad de mirar hacia otro lado y hacernos los
distraídos. Y nuestra cobardía”, expresó en una dura crítica a la dirigencia
política actual.
Bueno, si de cobardía se trata, podemos hacer memoria
Estimado Dios:
Si estos son tus Ministros en la Tierra, creo que debes pensar en un cambio de gabinete urgente.
Todos los links (frases subrayadas) te llevan a registros en la web sobre estos temas.