Complotados

Los siento sobrevolar la casa,
revolver papeles,
susurrar incoherencias, simular certezas.
Los escucho regresar a veces,
pesados de fantasías mal curadas,
de noches mal dormidas,
de silencios y perfidias anacrónicas.
Suelen ser ariscos y arrogantes,
pretenciosos, sabiondos, imperfectos.
Toman mis plumas,
imitan mi caligrafía,
disimulan mis defectos
y vuelven a esconderse.
Salen a la luz con datos imprecisos,
disfrazan las palabras,
se distraen en imágenes y rimas,
como si la vida fuese solo eso,
como si la realidad llegara de otro sitio,
de algún barrio que frecuentan con descaro,
de algún suburbio olvidado por los mapas.
Suelen reír a mis espaldas,
cuando un súbito malhumor se planta sin permiso,
cuando la ventana de mi casa es como un cuadro,
pintado con desgano, a la ligera.
Y yo no veo la hora en que aparezca
alguna buena idea o una pregunta.

En estos tiempos

Claro que no he pensado siempre igual. He cambiado, como casi todo mi cuerpo, que tiene más canas y menos cabellos, más arrugas y menos muelas.
Pero en escencia sigo siendo el mismo, como esta palabra que también cambió según la Real Academia Española y hoy se escribe sin la c pero su significado es inalterable.
Y en mi persona se concentran todos los hombres que fui y que soy.
No hay una versión del vecino simpático, amable, solidario y otra cuando cierro la puerta de casa y pienso lo que pienso. No soy uno cuando promueve que sus dirigidos piensen, que ejerciten la imaginación, que ensanchen el conocimiento y otro cuando señala lo que significa entender la historia de una nación en una línea de tiempo y no en una década.
He soportado las estafas en varios actos eleccionarios, en cada entrevista por un empleo, en cada apelación de una banda de asesinos a la solidaridad y coraje del pueblo argentino.
He respirado en el mismo ambiente compartido por obligación con gente con alma de traidor. He visto el vaso medio vacío y medio lleno.
Y la interpretación de la historia argentina también se fue modificando a medida que leía otros libros que no había escrito Mitre, que las cosas trascendentes me las habían minimizado y que las luces falsas de la gran nación me las magnificaron en la escuela, desde chiquito, cuando apenas llegaba al pizarrón para escribir mi mamá me mima. Entonces conversé con amigos, a los cuales leía como a los libros, discutí, me volví permeable a la posibilidad de haber leído mucho material inútilmente. Inútilmente para mí, pero útil y funcional para la maquinaria de la que era parte como engranaje.
Entendí que hay gente activamente útil para que las cosas mantengan el status de siempre y otras pasivas, que repiten lo que le comunican los medios, los libros, la tele, el cine, la propaganda, la iglesia. Entre los activos detecté a los militares con sus armas, con su violencia, con su muerte. A los políticos con sus mentiras, con sus genuflexiones a los mandamaces ocultos. Porque también percibí que los verdaderos guionistas de la trama de la historia no ocupan el escenario, operan desde bambalinas. Y que cuando alguien los señala con una luz apenas tenue, cuando alguien los descubre, se protegen, se escudan, en otro tipo de activos no tan violentos como los militares pero igualmente poderosos y eficaces.
Me he peleado. En esta nombrada grieta, en esta mentada división, he decidido donde colocarme, para no caer en aquello de "pasivo", que según lo que aprendí en contabilidad de primer año, es también el Haber, lo que se le debe a los otros.
Pero pararme en este lugar, asumir una posición, no me desmerece, simplemente apuntala la coherencia, sintoniza lo que pienso y lo que creo con lo que demuestro en cada acto como persona, como compañero de trabajo, como padre, como pareja, como amigo.
Muchas veces escucho el comentario: "Me extraña que un tipo como vos, que considero inteligente, piense como piensa". Y si. Es que no me conocen bien. Leerme en el Facebook, en el blog, saber de memoria mi perfil, mi Cv, no los hace expertos en mi verdadera radiografía. Un ex jefe me dijo: "Ahora que vi lo que hacés (por unos videos en Youtube), al fin conozco tu esencia".
Yo creo que para conocer a alguien se necesita, como los pilotos, horas de vuelo. Y son muchos los que se suben al avión con vos los días de sol y muy pocos los que atreven en las tormentas.

Feliz día del niño, corazón

Dejé mi bicicleta en el furgón del tren y me senté en el vagón siguiente detrás de dos asientos enfrentados donde viajaban una nena de unos cinco años, su padre y una mujer.
-La televisión es una porquería y vos ves mucha televisión en la casa de tu mamá que no te controla –le dijo el papá a la nena. En casa yo no la dejo ver tanta tele…
-Podríamos llamar a tu mamá y decirle que no querés venir a domir a mi casa, que estás yendo para allá y le jodemos los planes… Dale, que te parece? –insistió el hombre que no festejaba el día del niño.
La mujer, su novia, los observaba sonriendo.
La nena intentaba insistir con un juego y el padre perdía la paciencia.
-Desde que se levantó está así, no para. ¿A qué hora te da sueño a vos? –le preguntó a la niña mirando a la mujer sentada enfrente de ellos.
-Cuando te ponés caprichosa, insoportable, me hacés acordar a tu madre…

Las maestras suelen citar a los padres para decirles: “tiene dificultades de concentración en las tareas, no se integra, no sabe compartir con sus compañeritos, se distrae”. Y los padres se preguntan porqué.

Tecnología, redes, usuarios



Participé de una charla orientada a la fidelización de clientes. O sea, un sistema de premios como viajes exóticos para aquellos que compran impulsados por alguna motivación extra como la de disfrutar de un lugar exclusivo.
Al entrar, me pidieron un documento y me entregaron un dispositivo electrónico con un collar de tela para poder colgarlo de mi cuello, como antes se hacía con las acreditaciones personales. Me dijeron que en el salón, como parte de la charla, me explicarían cómo se utilizaba.
En ese dispositivo que pertenece a un sistema denominado Poken, estaban registrados los datos con los cuales de pusieron en contacto conmigo: nombre y apellido, correo electrónico, teléfono de la oficina. En distintas mesas del salón, había puertos electrónicos que al acercar a ellos este artefacto cargaba información sobre la charla que íbamos a escuchar. A la vez, si yo lo acercaba al que tenía otro asistente como yo, intercambiábamos nuestros datos personales. No había más folletos, adiós imprenta, tarjetas personales, etc. Al final de la charla yo entregaba el Poken, ellos me devolvían mi documento y cargaban en un portal los datos que yo recopilé acercando este dispositivo a otros. En un correo electrónico tendría al día siguiente acceso a ese portal donde iría conformando mi red de contactos y mi historial. Una línea de tiempo me permitía, accediendo al portal y a mi base exclusiva, ver cuántos contactos había hecho en cada encuentro donde se utilizaba este sistema.
El sistema es muy utilizado en Europa para convenciones, eventos, promociones, exposiciones. Nada se lleva uno en papel. Le interesa un stand y lo que ofrece, acerca su Poken al puerto electrónico del portal y toma todos los datos necesarios para investigar más tarde sobre lo que pueden ofrecernos. A la vez, el dueño del stand carga los datos tuyos como posible interesado. La tecnología al servicio de que tu tarjeta de crédito se mantenga parpadeante.
En la misma charla nos contaron algunas novedades en la explotación de la información que brindan las redes. Por ejemplo: la aerolínea KLM fue la primera en desarrollar un novedoso sistema donde vos, ingresando a la página donde se halla tu vuelo, ves la plantilla del interior del avión y sus asientos. Haciendo click en el lugar elegido ves el perfil de la persona que tenés sentada al lado, pudiendo así elegir si soportás 14 horas a Roma al lado de un tipo que pesa 197 kilos. O te toca una mujer con un nene de 9 meses, que se pone mal con los vuelos. Linkedin, Facebook, son redes que tienen nexo con  este sistema.
La compañía hizo una campaña impresionante. Por los datos registrados, linkeandolos con las redes, analizando tu perfil, sabían también el motivo de tu viaje y en la puerta de embarque esperaban para entregarles a determinados pasajeros un presente perfectamente seleccionado de acuerdo a las características del cliente. Filmaron la sorpresa de la gente cuando le entregaban objetos como un pedómetro (reloj pulsera que mide los pasos dados y promedia con el tiempo registrado) para una deportista que viajaba a competir desde Europa a Nueva York. La chica esperaba para embarcar y cae un comitiva de azafatas y un tipo con una cámara para entregarle el presente. Por supuesto, esto también va a las redes, para que se comparta y se virilarice, término marketinero de los tiempos que corren quién sabe a dónde, por supuesto también esto forma parte de los datos que se recopilan con tus elecciones, los gastos que realizás, dónde los hacés, si te gusta alquilar un kayak, navegar a vela, practicar bungee jumping, alpinismo, motocross o tirarte pedos en la bañera.
¿Interesante, no? Interesante lo que se logra con nuestros datos y lo que en ellos hay ya registrados en las redes, administrados, depurados, peinados, analizados por personas que jamás conoceremos personalmente.
Llegará así el día en que no sea necesario ir a votar. Total, tendrán analizadas tus preferencias políticas perfectamente catalogadas.
Pronto sabrán cuántas deposiciones diarias realizamos, qué escuchamos, cuánto dormimos. Y nos llegará un mensaje de texto al celular ofreciéndonos el último producto inventado para quitarte la seborrea.