El intérprete de los sueños


Horacio Inchausti no se conformó con el título obtenido en la Facultad de psicología y fue a buscar en otras disciplinas nuevas herramientas para aplicarlas a su trabajo como terapeuta. Recorrió América entrevistando chamanes, brujos, sabios de pueblos originarios y martilleros públicos.
Fue para la ciencia el centro de numerosas polémicas. Fue también el primero en hacerse millonario y famoso en la interpretación de los sueños. Sus pacientes relataban los episodios oníricos que aún recordaban, Inchausti tomaba apuntes y los jugaba a la quiniela en todos sus sorteos del día. Amasó una fortuna y notoriedad pública.
Contra todo pronóstico y pese a la férrea oposición de la comunidad terapéutica, su libro, “Usted sueñe, yo lo sigo”, fue primero en ventas durante semanas. No solo lo compraba el público común, sino también los profesionales lo adquirían y leían a escondidas, y por vergüenza, enviaban a otras personas a comprarlos o los encargaban por Internet y se presentaban en los locales donde habían sido reservados con gafas oscuras y sombrero.
Inchauti firmó tantos ejemplares en la Feria del Libro que estuvo más de dos meses con el brazo en cabestrillo, producto de una lesión que se extendía de la muñeca derecha al codo izquierdo.
Su programa radial “Horacio te interpreta” fue un boom sin precedentes en la histotria de la radiofonía nacional. Un brillante gerente de programación lo cambió de horario, mudando el programa de la medianoche para la tarde argumentando que a esa hora la gente sueña y no escucha. Intentaron antes pasarlo a primera hora, levantando todos los programas de noticias con “Ahora Horacio”, pero el psicólogo interpretador de sueños, no conseguía llegar a horario. Entonces, resignando a los oyentes que duermen la siesta y se despertaban cuando el programa terminaba, lo instalaron definitivamente de 13 a 17.
En esas dos horas no daban abasto las líneas de teléfonos y la gente comenzó a dejar sus sueños utilizando la página de Internet que ya los clasificaba en secciones tales como: eróticos, sexuales, recurrentes, meteorológicos, de terror, suspenso o película clase B.
“No pierda el tiempo con ese sueño” era una reflexión habitual que Horacio Inchausti decía al aire, argumentando que la música busca al que sabe tocarla y así como hay gente sin talento para la música, la hay sin vocación para soñar.
En su libro, en el capítulo “Lo muerde un perro y despierta rabioso”, desarrolla un a interesante teoría sobre como un buen amigo (el perro) puede traicionar la confianza de una persona y ésta cuando despierta, herida intelectualmente, habla con la gente sin reparos, con incontinencia verbal, “con pocas pulgas”, lo que la lleva a apartarse de la sociedad.
En otro pasaje del best seller, “Soñar con tetas es de buena leche”, toma distancia de Freud, de Lacan, de Jung y del Rabino Goldman diciendo que el que mama no llora y que un hombre que tiene esa obsesión nunca será asesino, pedófilo, traficante o filatelista.
Es famoso el caso del hombre que llamó luego de soñar que robaba un banco en China y huía de su mujer y su cuñado. La interpretación del Dr. Inchausti, ya consagrado, quedó grabada en una cinta que aún se vende en Mercado libre y Amazon.
“Mire Fernández, usted no elige un banco chino por casualidad. China queda del otro lado del mundo, el punto más alejado de su cuñado y mujer, que me atrevo a decir que debe apodarla china en la intimidad. Usted busca una solución económica con una decisión ilegal y quiere evitar la división de bienes que indirectamente beneficiaría a su cuñado en la repartija del botín.  Su inconsciente está tramando algo a sus espaldas, como siempre hace el inconsciente, que nosotros, los psicólogos, observamos desde el diván porque estamos justamente con la vista fija en su nuca que es donde se genera todo este ruido. Su inconsciente le dicta, Fernández. Le dicta que se hará trampas. Usted posiblemente sea el único Fernández en China. Lo atraparán fácilmente. Ojo con las tentaciones Fernández. Esa será su muralla.”
El mes pasado se volvió a editar “Usted sueñe, yo lo sigo” en una versión de bolsillo.

Buenos vecinos

Cada cual se destaca por sus curiosidades

El vecino decide construir una pileta en su jardín. La hace enorme y toda de la misma profundidad: 3 metros. Su esposa no sabe nadar.
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El vecino se pasea con su hermosa labradora golden retriever. Al llegar a la puerta de nuestra casa se detiene para convencer a la perra que salude a nuestro amable perro. La perra se niega. El continúa su paseo preguntándole a ella ¿porqué no saludás a ese bonito perro? La perra no responde y continúa su marcha indiferente.
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Los vecinos han escuchado quizás mas de una vez a mi padre decirle a una de las gatas: ¿Otra vez vas a comer? ¡¡¡Vos me vas a fundir comiendo así!!! Desde la entrada no se puede ver que le está hablando a un gato.
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Desde chico ha sido un poco raro ese muchacho. Pasa mi hermana por la puerta de su casa y justo detrás de ella un estruendo. Mi hermana se da vuelta y ve que desde el primer piso había arrojado a la vereda un inodoro.
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Estoy en el umbral de casa tocando la guitarra. Uno de los vecinos mayores, me pide que lo acompañe en Merceditas. Se entona, cierra los ojos, recuerda otros tiempos quizás. Pasa su sobrino con una moto con escape libre acelerando y su ruido apaga toda forma de vida. Se da vuelta y le grita: ¡¡¡hijo de mil putas, ojalá se te prenda fuego la moto con vos arriba!!!
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Mi hermana menor está barriendo la  vereda. Pasa una vecina, temible ella, salida de un cuento de brujas, y le dice: “tus hormigas se están metiendo en mi casa”. A mi hermana nunca se le ocurrió amaestrar a sus hormigas, ponerles nombre y enseñarles que no deben entrar a la casa de los vecinos.
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Tenía dos años y desaparecí. Mi madre, todo locura, preguntaba por mí a cada vecino. Y allí aparezco yo, en la vieja camioneta de reparto de la panadería Lozada. Mi madre le pregunta a mi raptor cómo se le había ocurrido llevarme. Julio responde: “Yo le dije al pibe que le avisara”
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Triple X

Se rotulan como triple X aquellas películas con escenas de sexo explícito. Una advertencia al desprevenido usuario que lo que tiene en sus manos es de un contenido moral dudoso.

El ejercicio de la prostitución, además de resultarle rentable, le abrió varias puertas. La colocó en ambiente, la instaló en un círculo social al que no hubiese tenido acceso por mérito de cuna. Desde tiempos inmemoriales, gozar de ciertos encantos físicos tiene su precio para cada una de las partes del eventual, convenido y estipulado negocio.

Años más tarde, esa predisposición para acordar entre sábanas, la elevó a círculos de poder a los que pudo sacarle provecho aumentando capital y propiedades, rentas y alquileres con los que viviría holgadamente. No le importó que  fuesen espurios, ni que lo que llegase a sus manos proviniera de manos manchadas con sangre, abuso de poder, estafas y extorsiones. Los diarios de le época no calificaban así a las expropiaciones de todo tipo de los usurpadores del poder. Eran épocas en que el plomo era el metal corriente para soluciones finales.

Sus buenos oficios le  abrieron las puertas a ministerios y acceso personal a los funcionarios de alto rango. Esto le sirvió para rescatar a un hermano que sin remedio iría a engrosar la lista de desaparecidos, después de días de torturas en un centro clandestino. Resulta siempre curioso que de una misma familia, surjan personas con orientaciones y formación tan distintas.

Hoy está vieja y amargada. No comulga con las ideas ni con el estilo del gobierno. En la fila de las cajas de un supermercado, exclama, a viva voz, sin pudor ni recato, que la solución a los problemas del país es ir a las villas y asentamientos, sacar a los menores de cinco años y enviar un avión que prenda fuego a todos los que quedan.


Desde el principio al fin, su vida fue una película triple X.

Bar El Destino

Tenía que hacer tiempo. Me habían pasado, sin amabilidad alguna, una reunión para otro horario y buscaba un bar donde matar la hora y media de espera. En la esquina de la misma cuadra donde tenía que reunirme encontré el primero, al que entré sin dudar, y reparé en el nombre, El destino, cuando ya me había sentado, leyendo las letras góticas rojas estampadas en el vidrio de la ventana.
La moza no tardó en acercarse a mi mesa. Cuando hice el pedido, me entregó el diario. No había mucha gente, el televisor estaba mudo y sintonizado con el canal de noticias. Le pegué un vistazo a la tapa y empecé a hojearlo sin mucho interés, mientras a mi alrededor los pocos parroquianos conversaban. Entraba gente que se acercaba a la barra, hablaba unos segundos, agradecía y volvía a salir. Observé de reojo tres casos parecidos y pensé que se trataba de una costumbre. El misterio, el desconcierto, el murmullo de las extrañas conversaciones pusieron los oídos en señal de alerta.
La moza se acercó a otra mesa y dio vuelta la taza de café del cliente contra el platillo donde lo había servido un rato antes. Se sentó enfrente y lo tomó de la mano. Le dijo, su nieta mañana consigue trabajo, y el hombre agradeció y pagó. Sonreí disimulando estar concentrado en la lectura del periódico. Pasaron pocos segundos y llegó mi café americano cortado.
-Perdón, pero no pude evitar escuchar-le dije mientras me servía. ¿Usted lee el futuro?
-Nosotros señor, leemos las huellas que deja el café en la taza –me respondió sospechando que yo me burlaría.
-Así que por eso se llama El destino… Usted lo anticipa. Tenía entendido que algunos practican este sistema leyendo la borra del café.
-Si, pero eso es otra cosa-me respondió y luego dijo: la máquina con la que lo preparamos es especial y nosotros sabemos interpretar los dibujos que deja el café en la taza.
-¿Puedo probar yo cuando termine de tomarlo? ¿Tengo que pagarle algo más?-le pregunté mientras ella dejaba el vaso de agua fría al lado de mi taza recién servida.
-No cobramos por esto.
Me quedé pensando en lo que sucedía y prestaba atención a los que se acercaban a la barra y decían algo en voz muy baja. Solo alcancé a escuchar a un hombre de unos sesenta años que dijo: salió bien y un cuanto me alegro en respuesta.
Terminé el café y la llamé. Dejó la bandeja en otra mesa vacía y como en el cliente anterior dio vuelta mi taza sobre el plato donde estaba apoyada. La dio vuelta  y la miró como si leyera las sagradas escrituras.
-Mañana bien temprano tendrá una sorpresa en las primeras horas. Le voy a pedir que no divulgue lo que acaba de ver y escuchar en este bar.  No quiero asustarlo pero malos augurios hay para los que comentan lo que acá se dice. Cada destino es único y privado.
-Entiendo, despreocúpese. ¿Qué tipo de sorpresa será la de mañana?
-Algo inesperado
Pagué y me fui. Tuve la reunión atrasada y volví a casa pensando en si sería este material un nuevo proyecto de investigación. Los bares de Buenos Aires tienen muchos secretos , pero si bien no los conozco a todos, este de hoy, no puedo negar que había ganado mi atención.
A la mañana siguiente, mientras ordenaba mis papeles y separaba unas facturas para pagar, sonó el teléfono. Fui a atender la llamada sin recordar la premonición de la moza. Era mi hermano Abel, desde Canadá, después de cinco años sin dirigirnos la palabra. Me tiré sobre el sillón emocionado a escuchar lo que me decía sin entender claramente. Eran mis primeras palabras del día. Aún no me había liberado del sueño y sin entender lo real de lo imaginario, le escuché decir que viajaba a Buenos Aires para que habláramos, que había tenido un accidente en la carretera hacía dos meses y que entendió que era una idiotez que nos tratáramos como desconocidos cuando los dos llevábamos la misma sangre. Lo noté distinto, otra persona. Me dijo te quiero, hermano y colgó.
Comencé a pensar en la moza adivina y en el bar y encendí la laptop dispuesto a escribir un artículo cuyo título ya tenía  centrado y subrayado en la cabeza mucho antes de volcarlo al Word con letra Garamond 14: Bar El destino.
Sintonicé la radio en música clásica para crear atmósfera y creo que la perilla me dio una pequeña patada que me quedó hormigueando a lo largo del brazo. Pensé en la estática de la alfombra porque la radio nunca tuvo problemas y jamás me dio corriente. El hormigueo seguía un poco más intenso pero yo estaba bien dispuesto a redactar inspirado.
Tenía que hacer tiempo. Me habían pasado, sin amabilidad alguna, una reunión para otro horario y buscaba un bar donde matar la hora y media de espera. En la esquina de la misma cuadra donde tenía que reunirme encontré el primero, al que entré sin dudar, y reparé en el nombre, El destino, cuando ya me había sentado, leyendo las letras góticas rojas estampadas en el vidrio de la ventana.
La moza no tardó en acercarse a mi mesa. Asdfjkllmmfasdkkkkk

Luis, maestro de pintores


Se fue entre sueños, como soñamos irnos todos.
Se tomó unos vinos y cenó con amigos en la casa de Maldonado, Uruguay, que él mismo armó y decoró con el material que encontró: ruedas de carros, pedazos de madera, listones, rieles, ese toque que le dan los artistas con alma de arquitectos. Y soñando como siempre, no volvió a despertarse en este mundo.
Fue maestro de mi amigo Marcelo Gabella y de mi hermana Tere. El cuadro que aparece debajo de este artículo Marcelo lo pintó en su taller, trabajando con su particular estilo.
En su casa hicimos el homenaje a Marcelo y su obra. Hace unos días hablamos por un nuevo proyecto que nos unía. Me dijo, con el alma de pintor siempre cerca,  que estaba feliz por haberse operado de cataratas y volver a ver con la nitidez necesaria para seguir creando. Que la vida era otra.
Una tarde, en Uruguay, me dio una clase maestra sobre la diferencia cultural entre Uruguay y Argentina con un puñado de billetes. Me mostró que los uruguayos en su moneda nacional tienen escritores, pintores, artistas y nosotros tenemos a tipos como Roca. Y eso nos fue llevando a otros temas, mezclados con la visión de escritor y pintor, charla regada con vino.
Se fue entre sueños, en la maravillosa casa que construyó en Maldonado, a donde le gustaba ir para recorrer el interior uruguayo y embeberse en su cultura gaucha. Chau Luisito.




El gordo de rojo

Me lo encontré a la salida del shopping, como todos los años. No le dije nada porque lo vi rodeado de chicos y no hay que joder a la gente cuando labura, pero hice un esfuerzo grande para reprimir las ganas de insultarlo. No hay derecho. Si este gordo me pagara con intereses las cosas que le pedí y no me entregó nunca, me compro un departamento. Porque jamàs me dio el tren eléctrico, nunca vi la bicicleta Fiorenza con asiento banana, mientras que mis vecinos si recibían, incluso más de lo que pedían. Y el gordo este infame, metía la mano en la bolsa y sacaba la primer pedorrada que encontraba a mano para dejármela en el arbolito sin tomarse el trabajo de leer la carta que le escribí una semana antes.
Además nunca te dice que su trabajo tiene vencimiento. Y el vencimiento es cuando el niño pierde la inocencia. Carajo, que ya tiene bastante el pobre niño para que vos también lo abandones, gordo turro. Tus buenos curros tendrás haciendo que tomás una Coca Cola cuando vivís en el Polo Norte y la nariz redonda y roja te delata que no le das a algo con menos graduación que el ron, pero con tu vida hacé lo que quieras, ahora no me vengas con que hay que portarse bien y estudiar, un regalo totalmente condicional y mentiroso. Eso es chantaje. Yo jamás maté un pájaro con una gomera y vos le dejaste a Gustavito un Scalectric y a mí un camioncito de bombero a pilas.
Pedile algo ahora a ese gordo maraca, a ver si te lo trae. No, que va a traer. Se lo trae a tus sobrinitos, se lo trae a los vecinos que son niños, pero pedile cualquier boludez, hacé la prueba. Pedile una caja de fósforos a ver si te la trae.
¿Tus renos vuelan? Decime que estás fumando que yo quiero de lo mismo. La gente dice que te la pasás todo el año haciendo juguetes. Dejate de joder. Estás entongado con alguna fábrica. Todo esto y mucho más quería decirte, gordo. ¿En el hemisferio norte entrás por las chimeneas? ¿La gente no las prende esa noche o tenès los calzoncillos de amianto vos? Yo creo que andás con una ganzúa de tu época de chorro. A mi no me jodés.
Yo no soy rencoroso, gordo, pero tengo buena memoria. Y no sabés las ganas que tengo de gritarte todo lo que vengo juntando desde hace años. Y ahora te tengo que ver en todas partes. En los comercios, en el tren de la alegría tocando la campana y diciendo jo jo jo como si tuvieras ganas de reírte con ese traje, esas botas, esa barba y el gorro. ¿Quién te corta la barba en el Polo Norte? Ojo con los pibes que te sentás en las rodillas para que se saquen fotos porque hay epidemia de piojos y vas a volver rascándote hasta las bolas a tu casa.
Para mi sos un chanta, que querés que te diga. Ahora empieza a aparecer tu foto en todos lados como si fueras el Papa o Messi y resulta que venís una vez al año y traés lo que se te canta y no lo que se te pide. Te tendría que mandar una carta documento, gordo.
Debajo de la maceta del balcón te dejé tres cartas este año, para que no vengas con la excusa que se las llevó el viento. En la primera tenés la lista de todo lo que no me trajiste. Ahora no quiero esos regalos. Ya no me importan y no me quieras compensar con una playstation porque no sé ni cómo se enciende.
En el barrio hay muchos  pibes que te esperan. No quiero escuchar ninguna queja, no quiero ver pibes llorando después de abrir los regalos. Porque si veo a alguno moqueando te denuncio a Defensa del consumidor. Ya se van a terminar los chantas como vos.

Tesientoyteputeo.com


Una pareja se separa y comienza una guerra de publicaciones vía redes.
Cuentan viajes falsos, traiciones, peleas, infidelidades. Hay mucha gente alrededor que siguen las preguntas, las respuestas, los reproches, insultos, bajezas.
Recuerdo a los artistas que sin reparos publican lo que piensan y sienten por otras personas a través del Twitter. Y la prensa sale a la caza de esas noticias que confirman el grado de insanidad mental de quien divulga y quien recepciona.
La gente común, la que no sale en la tele y en las revistas, tiene la posibilidad de farandulizar su vida privada para que otros, como a los artistas, los vean, los espíen, los sigan. En  algún lugar íntimo sienten el acoso de los papparazzis.
Hay quienes divulgan muertes de seres queridos o tragedias familiares
Y el dolor íntimo, el llanto privado pasa a ser como una foto de perfil en el lugar de todos. Y todos dejan comentarios, preguntan por el estado de los que quedaron de este lado del cerco.
No son las necrológicas. Además, si la frase que encierra el dolor y el amor es brillante, exquisita, inteligente, precisa, conmovedora, ¿está bien clickear Me Gusta?
La gente se expone y desnuda en Internet con menos pudor que en el vestuario del club. Y esto es razonable porque hombre y mujeres tenemos características físicas similares y no hay porqué ruborizarse por una diferencia de tamaño o vellosidad, pero el interior de cada uno es tan particular, único, exclusivo, tan nuestro como el ADN.
Con un Me Gusta alcanza.
No son necesarios los párrafos, cuatro líneas, consolidar el concepto, la idea rectora. Clickeo una sola vez y resumo. La vida, al fin y al cabo es eso: el Compendio de Lerú.
Yo digo que pienso pero copio
Y no cierro la frase ni asumo la procedencia, posteo, la tomo prestada de otros, repito lo que escuché, lo que leí, no recuerdo bien de dónde y le hago frente a comentarios de personas amigas de amigos que jamás vi en mi vida y con la que no se si vale la pena discutir.
El cartero se murió.
Y ya no es necesario escribirle de puño y letra a nadie, todo está a nuestro alcance, moviendo febrilmente los deditos, utilizando el buscador, evitándose la caminata hasta al correo y el riesgo imperdonable de que se extravíe. Utilizamos los servidores que nos sirven y no son humanos, no leen el tipo de letra, pero si saben quién es el remitente.
Y ya empieza a morirse también rápidamente el correo electrónico, que exige al menos la dedicación de la concentración, de buscar en la libreta de direcciones el destinatario. Una frase resume. Te extraño. ¿Cuándo nos vemos? ¿Qué es de tu vida?
El tiempo de la Serenata terminó.
Entonces te mando una canción con un video, digo “Esto es lo que yo quería decirte”, aunque el texto pertenezca a Lennon-Mc Cartney, Sabina, Spinetta o Charly. No es un pasacalle que lee el barrio con una declaración de amor inequívoca. Lo ven miles de desconocidos, y esos son los que avalan con un click nuestra moderna, juvenil y cibernética existencia.

Mas que el bronce

A muchos grandes en la historia los combaten, los persiguen, los exilian y después de muertos son repatriados, enterrados con grandes homenajes, y se erigen para ellos enormes monumentos. Ponen sus frases en el bronce y se olvidan de sus ideas para siempre.

Jefe de los orientales, Protector de los pueblos libres, peleó contra potencias extranjeras y contra unitarios instalados en Buenos Aires y Montevideo, siempre al frente de un batallón de seguidores andrajosos, principalmente indios, con los que se llevaba bien desde niño, ya que con ellos se crió, y entendíó con claridad su cultura. Por eso, en su lengua, estos recuperados de establecimientos jesuítas, admirables jinetes y temibles guerreros, lo llamaban Karay Guazú (Gran Señor) o Oberavá Karay (Señor que resplandece).
En la adolescencia leyó El contrato social, y su buena relación con indios, gauchos y negros lo inspiraron a escribir El Reglamento de Tierras en 1815, una reforma agraria en aquel tiempo basada en el concepto la tierra para el que la trabaja.
Tuvo una vida de leyenda y una muerte en el exilio.
Artigas jamás consideró a la Banda Oriental como país independiente ni nunca lo llamó Uruguay. Fueron los ingleses los que propiciaron con sus buenos oficios la división de aguas y del virreinato para poder comerciar sus productos en aguas internacionales.
Antes que comenzara el 1800 encontró en la frontera con Brasil a un afro-montevideano, capturado por los portugueses y esclavizado. Lo compró para darle la libertad. Desde entonces, el Negro Ansina lo acompañaría por el resto de su vida como amigo, camarada de armas y cronista.
Para la Asamblea de 1813 envió sus diputados con las instrucciones bien claras. Artigas reclamaba:
  • Independencia de las provincias del poder español.
  • Igualdad de las provincias a través de un pacto recíproco.
  • Libertad civil y religiosa. (Este estaba loco)
  • Organización de los poderes como un gobierno republicano.
  • Federalismo, con un gobierno supremo que interviniera solamente en los negocios generales del Estado.
  • Soberanía de la Provincia Oriental sobre los siete pueblos de las Misiones Orientales.
  • Ubicación del gobierno federal fuera de Buenos Aires.
Fue traicionado por el mismo poder que se valió de su natural liderazgo militar en la guerra de la Independencia. Igual que Mariano Moreno, sus ideas irritaban a los próceres de la Patria.
En 1816 fue invadido por tropas brasileras apoyadas por los unitarios de Buenos Aires. Había que acabar con ese demonio, y uno de sus oficiales, otro traidor, un tal Fructuoso Rivera, luego de ser derrotado, se pasó a las filas de los invasores. Judas inspiró a muchos.
Su monumento es imponente. No tanto como su leyenda.
La historia que me enseñaron en la escuela, la historia oficial, suprime, altera, tergiversa, troca el valor de los episodios.

José Gervasio Artigas fue un grande en Latinoamérica. 

Los indignados


Golpean el puño contra las mesas indignados.
Su indignación llega a la gente común, son escuchados, tienen buenos voceros, comunicadores, gente que difunde su pensamiento crítico, noble, visionario.
Se definen como demócratas, amantes de las leyes y las libertades individuales. Despotrican contra el gobierno que cercena sus derechos, no les permite invertir, ni negociar en dólares libremente sin que aclaren antes el origen de la moneda extranjera.
Patrocinan periodistas de buena pluma y pensamiento afín, utilizan frecuentemente las palabras ética, moral, principios, eficiencia, prosperidad, futuro, desarrollo, marco, coyuntura, mercado, reglas, beneficios.
Son patriotas sin bandera ideológica.
Hablan de las necesidades de la gente, del deterioro económico, de la pobreza, de la deplorable situación de la salud pública, de las escuelas donde estudian nuestros niños, de la inseguridad, de la falta de valores, de respeto, de la corrupción arraigada en las altas esferas, en los miserables que gobiernan, en los ineptos, en los ineficientes, en la falta de diálogo, en escuchar a la gente.
Vienen de buenas familias.
Acostumbran a permanecer en el anonimato pero apoyan causas farandulescas que los representen, gente bien, con voluntad en dar trabajo, en abrir fuentes y mercados, en llevarnos de la mano al mundo desarrollado y sacarnos de esta marginalidad.
Según el informe oficial de Suiza, en sus bancos hay cuarenta y cinco mil millones de dólares no declarados al fisco que provienen de argentinos.

Están indignados. La corrupción no tiene límites y viene desde arriba hasta el último. Y tienen razón.

Gracias


Cuando abrí el blog y leí que el contador había pasado las 20000 visitas me quedé pensando.
Siempre dije que cantidad en la aceptación de cualquier expresión, de cualquier producto, no significa calidad,. Muchos ejemplos tenemos al respecto. Muchos programas que son basura cuentan con millones de encendidos. Y miles de artistas exquisitos, brillantes, inigualables no gozan con la aceptación popular,  el favoritismo de las masas.
Pertenezco a una generación que creció, como dice Charly García con Videla. Amordazadas sus posibilidades de expresión porque las bocas que hablaban en aquellos tiempos eran las de los fusiles. Esos tipos dieron vuelta todo de manera drástica. En el colegio teníamos como materia, en reemplazo de Instrucción Cívica (claro de qué civismo podíamos hablar si gobernaban militares) ERSA, Estudio de la Realidad Social Argentina.
Claro, al servicio de las botas había intelectuales, profesores, semiólogos, curas, rabinos, que sugerían cómo debía manejarse la educación, la comunicación, la cultura, al servicio de la Patria que ellos representaban.
Un amigo me dijo: “Somos los jóvenes de ayer”, otra referencia a García.
Vivimos la democracia y luego la llegada del menemismo. Y él lo lee de esta manera: Nosotros que crecimos en dictadura, donde ser joven no era lindo como ahora, donde te llevaban preso por la cara, y luego más grandes quisimos armar algo para ganarnos el pan o una pareja, y los 90 terminaron siendo la pesadilla nacional donde hubo record de quiebras y divorcios...Quien recuerde de donde vinimos no puede menos que apoyar el RUMBO aunque no el Gobierno, porque toda otra cosa viene a contrapelo y nos devuelve al pasado denigrante de crecer con vergüenza de tu pais, de tus representantes. Quien no vea eso es un pelotudo o un H.d.P.
Sin embargo.....Aunque esto sea dificil para nosotros, no debemos olvidar que en esa misma epoca, se mantuvieron o crecieron propuestas televisivas como Mirta, Susana, Tinelli, Mauro etc. y hubo un par de generaciones que se regocijaron con su superchería y banalidad, que les enseñaron a opinar sobre la gente por pelotudeces [GranHermano] que los iba preparando para no ver lo esencial sino lo banal. No es posible que esos engendros culturales sobrevivan sin el vampirismo intelectual de su fiel teleaudicencia, ese es el caldo de cultivo donde crecen las mentiras, el odio, y la estupidez
Una especie de bombardeo ininterrumpido como el de Irak pero sin armas. Un taladrar constante desde los medios masivos para cortarnos a todos con la misma tijera. En algunos casos lo lograron.
El corso a contramano que desfila en mi cabeza tiene también parte de esas murgas, siempre al revés de las necesidades de la gente y en el camino de sus beneficios personales. Entonces aparecen en este blog, cuyo diseño debería cambiar a partir de hoy, textos cómicos, reflexiones, historias absurdas.
Gracias a los que vienen y leen. Gracias a los que comentan. Gracias a todos.
Molo

Estaffardi no se calla

Y quizás lance su campaña 2015. 
Si votaron a Del Sel...


La vida en sepia

El barrio parece el mismo pero no es igual para todos. Para mi madre, con 80 años, volvieron algunas casas que ya no existen, emergieron desde sus ruinas edificios, historia, anécdotas, gente.
Mi madre canta. Enlaza canciones, zambas, tangos con la última palabra que escucha o con la primera que quiere decir, con la misma hilación y continuidad de una charla. Con la misma mecánica recita. Une frases con recuerdos. Los tristes la hacen llorar sin consuelo y los otros reír. De vez en cuando también se enoja. Golpea la taza de té que acaba de beber contra la mesa e imparte la orden con el tono de un mariscal de campo: Callate!!!. De ella sale una voz irreconocible.
No quiere estar sola. Tiene miedo que la muerte venga a buscarla y no estén aquellos de quienes quiere despedirse.
Y dice que nos quiere. Y así como cuando recuerda a mi padre con sus buenas y con sus malas, hace una lista, un inventario de las veces que ha llorado por nosotros a escondidas, en silencio.
Maldice a los militares cuando llega al año 82 y vuelve vestirme en su imaginario de conscripto.
Hace preguntas.
Es una foto triste, de color sepia, como los rotograbados de La Prensa de los 70 en su edición del domingo. Como aquellas imágenes que permanecen inalterables en un papel y que inmortalizaron a los que ya no están con nosotros.
Las historias que cuenta y que nosotros no conocemos son ciertas, como seguramente es cierto su diagnóstico: No estoy loca.
Tuvo una vida dura que carece de álbumes de fotos felices, esas que parecen publicidades, familias sonrientes, escenas eternas. Sus recuerdos se salpican, se funden, se entremezclan. Nos sumerge en sorpresa a veces, otras en desconcierto.
El divague muchas veces funciona como un escape, una salida de emergencia en el incendio. Los protagonistas de una tragedia llevada a cuestas eligen otro mundo donde anclar, aunque pueda ser más cruel que éste, aunque rompan el silencio voces que ya no existen.
Asusta mucho. Asusta tener a la vista un futuro que pueda repetirse y que seamos nosotros los que recibamos la visita de nuestros hijos en semejante desamparo. Asusta tanto o más no descubrir el final del túnel, no distinguir la velocidad con que viajamos al otro extremo.
La psiquiatra se confunde y cree que el pedido de ayuda de sus hijos esconde la intención de internarla. A veces saben muy poco los psiquiatras. Ellos ponen a nuestro alcance las pastillitas milagrosas, esas que te fijan al suelo con tanta fuerza que hasta la lengua termina pesando el doble de su versión original, libre de químicos.
Las pastillas la sedan un poco para que podamos hacerle otros estudios. Le quitan los picos de euforia y los de depresión, le extirpan los deseos de cantar todo el tiempo, de recitar, de unir frases con letras de tango.
Las pastillas cumplen una función parecida a la de aquellos fotógrafos de los 60 que en las plazas te tomaban fotos en blanco y negro y ellos le ponían color pintándolas  a mano.


Artista invitado


Durante algunos años he compartido escenario con colegas a quienes respeto y admiro por sus cualidades técnicas, talento, don de gente. No es fácil, en un medio competitivo, en espacios donde afloran con facilidad los egos, conectarse con la gente que trabaja a la par y comparte un camarín.
Disfruto de la magia de la escena, y disfruto tanto o más de compartir con mis compañeros una charla previa y posterior al show.
Ellos también, de alguna forma, sutil o directamente, corroboran que uno hace hace lo que hace por algo.
Esto no tiene precio.
Gracias a mis compañeros de El Guiño.

De cara a las estrellas

De cara a las estrellas
y a la boca del aljibe,
el cielo aún brumoso
como un manto o una página que concluye.
Las formas que la noche dibuja no son ciertas
Y algo que sin querer se nombra,
y algo que sin querer se dice
da cuenta de la magia bajo nubes
y de los ojos señalados del destino.

El rebelde

La historia, esa maestra paciente, noble, irrefutable, no se cansa de enseñarnos que desde tiempos inmemoriales han existido hombres, pueblos, que se erigieron como amos de la humanidad. Una larga lista de imperios han dominado continentes durante siglos. En aras de esa autoproclamada distinción, conquistaron, destruyeron, masacraron, enterraron civilizaciones, culturas, razas, creencias, futuros.
Hubo un puñado de díslocos, rebeldes, indomables que no se dejaron doblegar y combatieron a los invasores desde épocas también inmemoriales. Hay anónimos y célebres, hay leales y traidores. De todos estos héroes hay uno tan grande como el mito que dejó su estela. Es una figura que emerge como ícono de rebeldía, de símbolo de lucha.
Tengo una evidente debilidad, una admiración profunda, por aquellos que no han aceptado simplemente y con abyecta sumisión aquello que deparaba su destino.
De todas las figuras que no dejaron torcer su voluntad, y son muchas, la historia, esa maestra paciente, noble, irrefutable, los recuerda y los devuelve a lo cotidiano cada tanto, siempre al borde de un nuevo acto de injusticia, de una nueva invasión, de un atropello, hay una que regresa una y otra vez en banderas, remeras, estandartes.
Algunos jóvenes díslocos, rebeldes se atreven a evocarlo, a traerlo desde el fondo de los tiempos. Hoy que  veo su imagen en otras latitudes, prefiero ceder el uso de la palabra a plumas mas expertas, a escritores poetas que le rindieron justo homenaje, como se merecen aquellos humanos capaces de arriesgar su vida por la dignidad y la libertad de sus hermanos.
Tres poemas de distintos autores para el mismo hombre.

CHE

- A lo mejor está debajo de la alfombra.
- A lo mejor nos mira de adentro del ropero.
- A lo mejor ese color habano es una seña.
- A lo mejor ese pez colorado es guerrillero.
- Yo juro haberlo visto de gato en las azoteas.
- Y yo corriendo por los hilos del teléfono.
- Señor, ¿Ha revisado bien adentro de su cama?
- Oh John ¿Qué es esa barba que asoma en tu chaleco?
- Debiéramos filtrar todas las aguas de los ríos.
- Lavar todas las caras de los negros.
- Picar la cordillera de loe Andes.
- Poner a South América en un termo.
- Dicen que en Venezuela montaba una guitarra.
- Que en Buenos Aires entraba en bandoneones y discépolos.
- Que en Uruguay punteaba una milonga con el Diablo.
- Y en el Brasil vestido de caboclo bajaba a los terreiros.
- Pero si ayer nomás saltó en Santo Domingo.
- Si en Colombia era cumbia de los filibusteros.
- Si lo vi esta mañana con su risa terrible
Soltándole los duendes al espejo.
- A mí casi me mata la otra noche,
se subió con un millón de sátiros al sueño.
- Ese lío en Bolivia es cosa suya.
- Y esos ladridos en la noche no son perros.
- Y esa sombra que pasa, ¿Por qué pasa?
- Y no me gustan nada esos berridos junto al pecho.
- A lo mejor está en la pampa y es graznido.
- A lo mejor está en la calle y es el viento.
- A lo mejor es una fiebre que no cura,
- A lo mejor es rebelión y está viniendo.

HUMBERTO CONSTANTINI

“Che”
Yo tuve un hermano.
No nos vimos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.”

Julio Cortázar

Consternados, rabiosos
Así estamos
consternados
rabiosos
aunque esta muerte sea
uno de los absurdos previsibles

da vergüenza mirar
los cuadros
los sillones
las alfombras
sacar una botella del refrigerador
teclear las tres letras mundiales de tu nombre
en la rígida máquina
que nunca
nuca estuvo
con la cinta tan pálida

vergüenza tener frío
y arrimarse a la estufa como siempre
tener hambre y comer
esa cosa tan simple
abrir el tocadiscos y escuchar en silencio
sobre todo si es un cuarteto de Mozart

da vergüenza el confort
y el asma da vergüenza
cuando tú comandante estás cayendo
ametrallado
fabuloso
nítido

eres nuestra conciencia acribillada

dicen que te quemaron
con qué fuego
van a quemar las buenas
las buenas nuevas
la irascible ternura
que trajiste y llevaste
con tu tos
con tu barro

dicen que incineraron
toda tu vocación
menos un dedo

basta para mostrarnos el camino
para acusar al monstruo y sus tizones
para apretar de nuevo los gatillos

así estamos
consternados
rabiosos
claro que con el tiempo la plomiza
consternación
se nos irá pasando
la rabia quedará
se hará mas limpia

estás muerto
estás vivo
estás cayendo
estás nube
estás lluvia
estás estrella

donde estés
si es que estás
si estás llegando

aprovecha por fin
a respirar tranquilo
a llenarte de cielo los pulmones

donde estés
si es que estás
si estás llegando
será una pena que no exista Dios

pero habrá otros
claro que habrá otros
dignos de recibirte
comandante.
Mario Benedetti

Complotados

Los siento sobrevolar la casa,
revolver papeles,
susurrar incoherencias, simular certezas.
Los escucho regresar a veces,
pesados de fantasías mal curadas,
de noches mal dormidas,
de silencios y perfidias anacrónicas.
Suelen ser ariscos y arrogantes,
pretenciosos, sabiondos, imperfectos.
Toman mis plumas,
imitan mi caligrafía,
disimulan mis defectos
y vuelven a esconderse.
Salen a la luz con datos imprecisos,
disfrazan las palabras,
se distraen en imágenes y rimas,
como si la vida fuese solo eso,
como si la realidad llegara de otro sitio,
de algún barrio que frecuentan con descaro,
de algún suburbio olvidado por los mapas.
Suelen reír a mis espaldas,
cuando un súbito malhumor se planta sin permiso,
cuando la ventana de mi casa es como un cuadro,
pintado con desgano, a la ligera.
Y yo no veo la hora en que aparezca
alguna buena idea o una pregunta.

En estos tiempos

Claro que no he pensado siempre igual. He cambiado, como casi todo mi cuerpo, que tiene más canas y menos cabellos, más arrugas y menos muelas.
Pero en escencia sigo siendo el mismo, como esta palabra que también cambió según la Real Academia Española y hoy se escribe sin la c pero su significado es inalterable.
Y en mi persona se concentran todos los hombres que fui y que soy.
No hay una versión del vecino simpático, amable, solidario y otra cuando cierro la puerta de casa y pienso lo que pienso. No soy uno cuando promueve que sus dirigidos piensen, que ejerciten la imaginación, que ensanchen el conocimiento y otro cuando señala lo que significa entender la historia de una nación en una línea de tiempo y no en una década.
He soportado las estafas en varios actos eleccionarios, en cada entrevista por un empleo, en cada apelación de una banda de asesinos a la solidaridad y coraje del pueblo argentino.
He respirado en el mismo ambiente compartido por obligación con gente con alma de traidor. He visto el vaso medio vacío y medio lleno.
Y la interpretación de la historia argentina también se fue modificando a medida que leía otros libros que no había escrito Mitre, que las cosas trascendentes me las habían minimizado y que las luces falsas de la gran nación me las magnificaron en la escuela, desde chiquito, cuando apenas llegaba al pizarrón para escribir mi mamá me mima. Entonces conversé con amigos, a los cuales leía como a los libros, discutí, me volví permeable a la posibilidad de haber leído mucho material inútilmente. Inútilmente para mí, pero útil y funcional para la maquinaria de la que era parte como engranaje.
Entendí que hay gente activamente útil para que las cosas mantengan el status de siempre y otras pasivas, que repiten lo que le comunican los medios, los libros, la tele, el cine, la propaganda, la iglesia. Entre los activos detecté a los militares con sus armas, con su violencia, con su muerte. A los políticos con sus mentiras, con sus genuflexiones a los mandamaces ocultos. Porque también percibí que los verdaderos guionistas de la trama de la historia no ocupan el escenario, operan desde bambalinas. Y que cuando alguien los señala con una luz apenas tenue, cuando alguien los descubre, se protegen, se escudan, en otro tipo de activos no tan violentos como los militares pero igualmente poderosos y eficaces.
Me he peleado. En esta nombrada grieta, en esta mentada división, he decidido donde colocarme, para no caer en aquello de "pasivo", que según lo que aprendí en contabilidad de primer año, es también el Haber, lo que se le debe a los otros.
Pero pararme en este lugar, asumir una posición, no me desmerece, simplemente apuntala la coherencia, sintoniza lo que pienso y lo que creo con lo que demuestro en cada acto como persona, como compañero de trabajo, como padre, como pareja, como amigo.
Muchas veces escucho el comentario: "Me extraña que un tipo como vos, que considero inteligente, piense como piensa". Y si. Es que no me conocen bien. Leerme en el Facebook, en el blog, saber de memoria mi perfil, mi Cv, no los hace expertos en mi verdadera radiografía. Un ex jefe me dijo: "Ahora que vi lo que hacés (por unos videos en Youtube), al fin conozco tu esencia".
Yo creo que para conocer a alguien se necesita, como los pilotos, horas de vuelo. Y son muchos los que se suben al avión con vos los días de sol y muy pocos los que atreven en las tormentas.

Feliz día del niño, corazón

Dejé mi bicicleta en el furgón del tren y me senté en el vagón siguiente detrás de dos asientos enfrentados donde viajaban una nena de unos cinco años, su padre y una mujer.
-La televisión es una porquería y vos ves mucha televisión en la casa de tu mamá que no te controla –le dijo el papá a la nena. En casa yo no la dejo ver tanta tele…
-Podríamos llamar a tu mamá y decirle que no querés venir a domir a mi casa, que estás yendo para allá y le jodemos los planes… Dale, que te parece? –insistió el hombre que no festejaba el día del niño.
La mujer, su novia, los observaba sonriendo.
La nena intentaba insistir con un juego y el padre perdía la paciencia.
-Desde que se levantó está así, no para. ¿A qué hora te da sueño a vos? –le preguntó a la niña mirando a la mujer sentada enfrente de ellos.
-Cuando te ponés caprichosa, insoportable, me hacés acordar a tu madre…

Las maestras suelen citar a los padres para decirles: “tiene dificultades de concentración en las tareas, no se integra, no sabe compartir con sus compañeritos, se distrae”. Y los padres se preguntan porqué.

Tecnología, redes, usuarios



Participé de una charla orientada a la fidelización de clientes. O sea, un sistema de premios como viajes exóticos para aquellos que compran impulsados por alguna motivación extra como la de disfrutar de un lugar exclusivo.
Al entrar, me pidieron un documento y me entregaron un dispositivo electrónico con un collar de tela para poder colgarlo de mi cuello, como antes se hacía con las acreditaciones personales. Me dijeron que en el salón, como parte de la charla, me explicarían cómo se utilizaba.
En ese dispositivo que pertenece a un sistema denominado Poken, estaban registrados los datos con los cuales de pusieron en contacto conmigo: nombre y apellido, correo electrónico, teléfono de la oficina. En distintas mesas del salón, había puertos electrónicos que al acercar a ellos este artefacto cargaba información sobre la charla que íbamos a escuchar. A la vez, si yo lo acercaba al que tenía otro asistente como yo, intercambiábamos nuestros datos personales. No había más folletos, adiós imprenta, tarjetas personales, etc. Al final de la charla yo entregaba el Poken, ellos me devolvían mi documento y cargaban en un portal los datos que yo recopilé acercando este dispositivo a otros. En un correo electrónico tendría al día siguiente acceso a ese portal donde iría conformando mi red de contactos y mi historial. Una línea de tiempo me permitía, accediendo al portal y a mi base exclusiva, ver cuántos contactos había hecho en cada encuentro donde se utilizaba este sistema.
El sistema es muy utilizado en Europa para convenciones, eventos, promociones, exposiciones. Nada se lleva uno en papel. Le interesa un stand y lo que ofrece, acerca su Poken al puerto electrónico del portal y toma todos los datos necesarios para investigar más tarde sobre lo que pueden ofrecernos. A la vez, el dueño del stand carga los datos tuyos como posible interesado. La tecnología al servicio de que tu tarjeta de crédito se mantenga parpadeante.
En la misma charla nos contaron algunas novedades en la explotación de la información que brindan las redes. Por ejemplo: la aerolínea KLM fue la primera en desarrollar un novedoso sistema donde vos, ingresando a la página donde se halla tu vuelo, ves la plantilla del interior del avión y sus asientos. Haciendo click en el lugar elegido ves el perfil de la persona que tenés sentada al lado, pudiendo así elegir si soportás 14 horas a Roma al lado de un tipo que pesa 197 kilos. O te toca una mujer con un nene de 9 meses, que se pone mal con los vuelos. Linkedin, Facebook, son redes que tienen nexo con  este sistema.
La compañía hizo una campaña impresionante. Por los datos registrados, linkeandolos con las redes, analizando tu perfil, sabían también el motivo de tu viaje y en la puerta de embarque esperaban para entregarles a determinados pasajeros un presente perfectamente seleccionado de acuerdo a las características del cliente. Filmaron la sorpresa de la gente cuando le entregaban objetos como un pedómetro (reloj pulsera que mide los pasos dados y promedia con el tiempo registrado) para una deportista que viajaba a competir desde Europa a Nueva York. La chica esperaba para embarcar y cae un comitiva de azafatas y un tipo con una cámara para entregarle el presente. Por supuesto, esto también va a las redes, para que se comparta y se virilarice, término marketinero de los tiempos que corren quién sabe a dónde, por supuesto también esto forma parte de los datos que se recopilan con tus elecciones, los gastos que realizás, dónde los hacés, si te gusta alquilar un kayak, navegar a vela, practicar bungee jumping, alpinismo, motocross o tirarte pedos en la bañera.
¿Interesante, no? Interesante lo que se logra con nuestros datos y lo que en ellos hay ya registrados en las redes, administrados, depurados, peinados, analizados por personas que jamás conoceremos personalmente.
Llegará así el día en que no sea necesario ir a votar. Total, tendrán analizadas tus preferencias políticas perfectamente catalogadas.
Pronto sabrán cuántas deposiciones diarias realizamos, qué escuchamos, cuánto dormimos. Y nos llegará un mensaje de texto al celular ofreciéndonos el último producto inventado para quitarte la seborrea.