Noticias de ayer


La tapa del diario que te tapa

La tapa del diario que te tapa
Antes de subir al subte o al colectivo, le pegás una mirada a los titulares que tiene el puesto de diarios más cercano y el mareo y la confusión es tal, que ascendés tosiendo y dando pisotones a diestra y siniestra.
Parece que se pusieran de acuerdo para descalibrarte desde la mañana temprano, que así como los hackers intentan infectar la mayor cantidad de computadoras posibles, ellos compiten para ver quién logra el mayor número de caras de orto a primera hora.
Porque sospecho que hay mejores noticias, o que merecen un mejor lugar que el que los editores determinan, que las esconden entre títulos alarmantes, fotos de deportistas y publicidad de maravillas tecnológicas inaccesibles.
Entonces la gente llega al trabajo comentando sobre el pobre tipo al que le pegaron 14 tiros para quitarle la billetera.
Y esto no responde a un país o región, es un deporte mundial, Porque cada europeo se desayuna con el índice de riesgo país que determina el Fondo Monetario, para que a vos te de ese retorcijón estomacal que presagia: “Todo se va a la mierda y yo que hago!!!
Es muy importante que todos estemos cagados o apretando las nalgas
Si estuvieran navegando en el Titanic estos tipos escribirían:
Esta embarcación parece segura, pero el Capitán y la tripulación no se ajustan a las normas que aconsejan quienes saben, vaya uno a saber qué catástrofes nos esperan tomando en cuenta que el mayor peso corresponde a marginales que viven en los niveles inferiores junto a las ratas.
Esa gente no será capaz de contener el agua para llevar el barco a buen puerto.
¡¡¡Chocamos con un iceberg!!!
La gente abandona el barco de manera desesperada menos los músicos que no contribuyen a mejorar el ánimo con ésa música lúgubre que están tocando.

Sospecho que esta gente no maneja ningún tipo de información confidencial, nada saben de los mercados ni de las crisis, como han demostrado que tampoco saben los especialistas que las han provocado. Pero los mismos que tipean las noticias que posiblemente los deje sin su empleo, cumplen órdenes.
Y celebrarían que a fines del 2012 se cumpliera la interpretación que ellos formularon al vaticinio de los Mayas y todo se derrumbe de una manera parecida a Wall Street, que como bien lo indica su nombre, es una calle donde te das la geta contra la pared.

Los viajes como bibliotecas

Desde un tiempo a esta parte sostengo que cada viaje que emprendemos es una biblioteca que incorporamos, esto claro, si estamos abiertos a ver un poco más allá del camino, a comunicarnos con cada geografía y su particularidad, a entender la cultura de la gente que la habita.
En el último que emprendimos con Jacqueline en Brasil, el objetivo final eran las playas de Paranaguá, la costa más cercana a Curitiba pero el camino elegido no iba a ser el más directo sino el más interesante. Queríamos pasar por Morretes, una pintoresca ciudad colonial, enclavada en medio de sierras, te va poniendo en clima cuando llegás a la Estrada da Graciosa.
 Si bien la entrada al camino que conduce a la ciudad ya te abre un nuevo panorama cuando abandonás la ruta principal, lo que menos te podés imaginar es que luego te vas a encontrar con un camino de curvas y contracurvas que atraviesan las montañas.


Perdés la cuenta de las cascadas que atravesaste y se te confunden los números con las curvas de un camino que también se pude hacer desde Curitiba en tren.
Pero cuando llegás a la ciudad, entendés que en la época de la colonias, los arquitectos eran tipos de gustos refinados.

En varios tramos de la ruta te encontrás con adoquines como estos, que en algún momento fueron colocados intuyo por reclusos, como los de las calles de Buenos Aires, pero con una perfección tal que resistieron los carruajes de entonces y los autos de ahora.


La estación, la iglesia, la plaza, como siempre cerca. 
Por supuesto que la afluencia de turistas contamina todo y entonces encontrás baños públicos donde alguien del pueblo se gane unos pesos cobrando la orinada o cuestiones más sólidas y el afán de aprovechar el dinero de las visitas, ves una feria con piedras regionales mezcladas con hamacas paraguayas, paraguas, adornos chinos, etc.
Ni el Prefecto ni el Gobernador piensan como nuestro jefe de gobiernos en Buenos Aires que, para darle paso a la modernidad se autoriza el derrumbe de edificación anterior al año 1940. Y si, nuestro Cabido es una antigüedad.
Entonces te podés encontrar con una casa de principios de siglo pasado en perfecto estado.
El frente de esta casa dice 1905. Un estilo distinto al español.
En cualquier lugar que visito, no importan sus características, me sigue emocionando el encuentro con los trenes, el más maravilloso medio de transporte inventado por el hombre.
Muchas novelas comienzan con historias de llegadas o partidas en puertos, hay pocas con las estaciones ferroviarias como inicio. Yo los invito a observar unas vías que se proyectan en distintas direcciones en alguna estación vieja y abandonada y verán cuántas cosas ellas inspiran.
Me paré frente a este hotel e imaginé quiénes podían haberlo visitado desde años atrás. Historias de viajantes, de gente que huye, de gente que busca un destino nuevo.
Estas construcciones hoy nos parecen prehistóricas, cuántas estrellas le ponemos a un hotel así.
Un block como borrador no alcanza para asimilar las sensaciones de un viaje a un lugar desconocido.
Imagino la vida de su gente, la vida de todos los días, la común, en una ciudad en la que la mayor parte de su edificación se quedó en el tiempo y solo se actualiza con el desembarco en ella de los supermercados.
Encontré un solo cine.
Supongo que además de sentarse a contar las cosas del día, los lugareños que no gustan del televisor, Internet y otros adelantos se sientan a conversar a la orilla del río.