Estaffardi no se come ninguna

Y nosotros esperábamos que tomara la palabra y no la lancha al Delta


Ley del Día Nacional del Humorista

La verdadera Iglesia Universal

Levantan los ojos hacia Dios, lo observan embelesados,
escuchan  su sermón, sus conclusiones, nuestros pecados.
Abren la boca con sorpresa y acompañan su discurso moviendo la cabeza,
no se persignan, porque no es parte de la fe que mueve montañas.
Dejan todo lo que están haciendo por verlo y escucharlo,
asienten, confirman sus palabras sin pestañear,
sin  pensar, sin discutir.
La verdadera Iglesia Universal vela por su corderos
y los mantiene alineados, obedientes, sumisos, congraciados.
Les advierte Dios sobre el apocalipsis que se avecina sin remedio y sin demora,
de las siete pestes, de las catástrofes fulminantes, del fin de los tiempos.
Y como buen padre les enseña lo que deben ser,
lo que deben tener, lo que tienen que pensar.
Pocos rebeldes se animan a enfrentarlo,
a desoír sus llamados, sus promesas, sus predicciones.
Esos pocos valientes son las ovejas descarriadas,
la piel de judas, los herejes, los marranos.
Esos ateos que no comulgan con la fe de la humanidad,
leen libros y utilizan el televisor solo para ver películas.

El Bollini Club


En el año 1985, un arquitecto paranormal llamado Eugenio Ramírez, decidió abrir con un grupo de amigos paranormales como él,  un bar en Palermo Viejo, Serrano y Honduras para ser más precisos, al que bautizó El Taller.
La propuesta era la de un bar cultural, donde se pudieran ver espectáculos.
A meses de abrirse,  presentamos un show con Willy Landin que se llamó Alquimia, una mezcla de estilos de clown y café concert. Luego otro con Fernando Brucco “Porqué nosotros?”,  y finalmente me lancé a mi primer unipersonal que se llamó Solo Molo.
Allí trabajaron tipos como Los Melli, Eduardo Calvo, Pompeyo Audivert, Los Tramontina, Diego Capuzzotto. El público concurría sabiendo que iba a encontrar los viernes o sábados a la noche una buena banda de rock o de jazz, o un buen espectáculo de humor.
Allí nos cruzamos por primera vez con mucha gente.
Una noche en qué pasé a ver que onda, me encuentro con un grupo fabuloso: El Bollini Club. 4 tipos en escena con rutinas unipersonales y sketches grupales. Mortales. Eran fantásticos. Esos tipos que provocan risa y un aplauso de rúbrica inmediata.
El nombre llevaba como referencia el lugar donde se había montado la cocina donde se preparaba el plato: el Pasaje Bollini.


Nacho Rossetti, Diego Avendaño (Fransuá), Miguel Di Serio (Mesié Le Puasón), Rogelio Martínez, Pololo era la formación base que podía contar, eventualmente,  con invitados.
Había sketches deslumbrantes. Uno de ellos era la entrada de Nacho como Cristo sobre una cruz cargado en los hombros por el resto del elenco hasta subirlo al escenario y un monólogo estupendo que incluía a Jesús bailando Satisfaction. La otra era un arranque con Emerson, Lake & Palmer a todo volumen  y todo el elenco con un vestuario desopilante:  gorras de baño blancas, piloto blanco, pantalón blanco, botas de lluvia blancas, lentes negros y linternas alumbrando la sala a oscuras.


Eran formidables.
Terminaron de actuar y los fui a saludar. Nos encontramos como humoristas en los mismos lugares: Oliverio  Mate bar, por ejemplo. Me invitaron a participar en algunos shows. Me divertí tanto! Aprendí tanto!




Las fotos de aquellos momentos de noches históricas en el Bar El Taller perdieron calidad. El recuerdo sigue intacto.
Hoy que las carteleras están completas con elencos de stand up, se extraña una propuesta colectiva osada como lo fue ésta.
Con el tiempo, Nacho y yo nos hicimos amigos. Hoy compartimos otros proyectos. Nacho sigue sosteniendo (de los tenaces salen las epopeyas) que hay que volver a trabajos colectivos.
Brindo por ellos. El Bollini Club.








Estaffardi le responde a Mauricio

Mauricio, el que busca emularme, confundir a mis seguidores con su mensaje, ahora envía además correos electrónicos.
Yo tomo su correo y le mando mis observaciones.
Un saludo caluroso para un gran 2015,

Alfredo Estaffardi



Escribe Mauricio:
Soy totalmente optimista y, como dijo China Zorrilla, "ser optimista no tiene arreglo, es como ser petiso". Yo siempre pienso que mañana todo será mejor. Así viví toda mi vida, porque el optimismo me empuja hacia adelante.
Te empuja el optimismo de hacer buenos negocios, Mauricio. De los petisos se dice también que tienen otras cualidades. Ricki Maravilla, hombre sabio en profundidad se hizo esta pregunta y fue un éxito.

A veces, cuando mirás hacia atrás, te das cuenta de que algunos años fueron decisivos en tu vida. Lo que pasó en alguno de ellos torció tu destino hacia un lado o hacia otro. Puede ser el año en que decidiste ir a vivir a otra ciudad, el año en que decidiste estudiar algo, el año en que te casaste o el año en que te divorciaste, cuando cambiaste de trabajo, cuando decidiste tener un hijo...O el año en que deberías haber hecho alguna de esas cosas y no la hiciste...En cualquier caso, viendo hacia atrás, se nota que una parte de tu futuro estuvo en tus manos.

Está muy bueno para un libro de autoayuda. “Cómo hice mi primer millón y cómo me ayudó el Estado”

Nos guste o no, muchos de los aciertos y los desaciertos de la vida tienen nuestra firma.
Es cierto. Hay varias cosas que firmaste en tu desafortunada gestión. No importa. Se solucionará. Si tenemos que subirle 10 cms más a los viaductos donde no pasan las ambulancias, compensamos subiendo también el ABL y todos chochos que les puede dar un ataque tranquilos que la ambulancia seguro que llega con el techo intacto. O quizás la idea haya sido que llegue descapotable y la gente va tomando una dimensión de tierra y cielo mientras la trasladan. La idea no cuajó.

El año que viene es uno de esos decisivos para todos. Sea como sea, la Argentina, como país, irá por un rumbo distinto, y eso cambiará la vida de millones para siempre. Personalmente me llena de entusiasmo tener la posibilidad de liderar este momento de cambio, porque estoy convencido de que llegó la hora de abandonar años de frustraciones. Estoy seguro de que podemos esperar que, en adelante, las cosas estarán siempre un poco mejor y no un poco peor, un poco más nuevas y no un poco más rotas, un poco más limpias y no un poco más sucias, un poco más felices y no un poco más amargas...

Acá coincidimos. Todos queremos que las cosas estén mejor. Pero una cosa es que esté mejor todo el país y otra que esté mejor Barrio Norte. Para eso se necesita gente capaz. Lamento informarte que no tenés chances en el casting. A nadie se le ocurrió todavía hacer un programa como ese que rescata talentos, donde aparezcan políticos que van con sus planes y reciben las respuestas de la gente. Me lo anoto como idea.

Que esto pase o no pase depende solamente de nosotros. Del tamaño de nuestro entusiasmo, de nuestra audacia, de nuestra determinación. Pero no hay dudas de que, una vez más, nuestro futuro estará en nuestras manos.

Volviste con el petiso y con el tema de los tamaños. Me parece una idea fija la tuya, Mauri. Deberías hablarlo con tu analista.

En las vísperas de las Fiestas, que reúnen a lo más importante que existe en el mundo alrededor de la mesa, brindando y llenos de esperanzas, te deseo lo mejor de lo mejor para tu 2015, con la persistencia de mi optimismo, que no tiene arreglo, como ser petiso.

Nos gustaría ver tu mesa y comparar. Es posible que la gente que se reúne en la tuya no sea jamás invitado a la mía. No es bueno mezclar la familia con los negocios, dicen algunos expertos, pero ya es tarde en tu caso, porque tu primo Jorge está en el Municipio de Vicente López predicando el evangelio de la iniciativa privada de los petisos, el curro de los derechos humanos, cantando cada loco con su tema, como vos en el Borda, no se si recordás. Aquella represión en que la policía ponía en duda a la población sobre quién debería estar internado y quien libre. Aquellos muchachos de casco que parecían ir a invadir Corea del Norte, Mauri.
Un abrazo,

Mauricio

Sacá tus conclusiones.
Este correo te puede llegar a vos.
Si sos petiso, estás salvado.
Te saluda,

Alfredo Estaffardi