El escenario


Las horas previas al estreno son puro vértigo. Ésa sensación de vacío en la boca del estómago, el salto del clavadista, la adrenalina. Son los pasos hacia el ascensor de casa con el vestuario en el bolso, minutos en que uno se pregunta porqué eligió esto, porqué tiene  que disponerse a sufrir tanto.

También es el paso final de un cúmulo de sensaciones donde participaron generosamente mis amigos. Éste espectáculo tiene eso, la  participación voluntaria, vital y amorosa de amigos.

Cuando terminaba de escribir la canción posterior al relato del “Gaucho”, consulté a mi maestro de historia, Jorge Cattenazzi. El afiche es la aplicación perfecta de una idea que plasmaron Fernando Suárez  y Julio Parissi. La dirección es del talentoso Eduardo Calvo, el portazo de la mujer es un envío de David Mantecón desde España.

No es solo el trabajo de unos meses de escritura y ensayo. Son las miles de horas anteriores en borradores, cuentos, canciones, poesías, chistes, las funciones en otros lugares. Las bellas funciones y las otras.

Fue un estreno emocionante, como todo parto, como toda creación.