El dictado

 

Ilustración Darío Parissi

Tumbada en la arena gris de su melancolía,

esperada, impuntual como la primavera,

así la vi y me enamoré perdidamente.

Creí que era el comienzo de una historia

pero era ella quien narraba

y yo no cambié una coma a su relato.

Seguí la dieta de sus versos y sus imágenes oníricas,

quedé al amparo de sus pausas,

de esos interrogantes que nunca se responden.

Me condujo mansamente en el camino de la magia,

el ciclo de los astros, la luz de otras galaxias,

las dudas de los Dioses, los enigmas.

Y cuando no tuvo más que decir,

cuando su boca fue un aljibe,

cerró el libro como quien sopla una vela

y yo quedé sumergido en una oscuridad aterradora.