Un grande, Tato

Los domingos a la noche, esperàbamos este momento frente al televisor, con la inclinaciòn corporal que merece todo acto religioso.
Con una sobervia dicciòn y una memoria prodigiosa, nos dio clases magistrales a todos los humoristas, clases gratuitas.
Està entre mis ìdolos.
Seis minutos impresionantes de monòlogo para repasar 30 años de la historia nacional. Dos entregas. Las dos me gustan mucho. Las dos me siguen haciendo reìr. Y me siguen haciendo reìr diciendo la màs triste y cruda verdad.
Ponete còmodo.