Abdico. No
aguanto más. Ya me han llenado los cojones.
8 millones
de Euros cobraba hasta el 2013 y con la puta crisis española, que no se que
bruto ha armado, aquí estoy en la miseria. Ahora gano solo U$S400.000 al año. Y
sin jubilación. Joder, con estos tíos, que no me dejan vivir en paz. Que no
puedo ni salir un rato con la escopeta a cazar un elefante que ahí está la
prensa. Mejor se la pasa el Rey de la Fugazzeta al que no irán a joderle si no
paga los ingresos brutos. A lo mejor recibe una que otra hostia si se le quema
alguna, pero a mí, lo que se dice a mí no me perdonan nada.
Que se
levante Felipe los lunes temprano después de viajar el domingo a Portugal a ver
la final del Atletic contra el Real. Menos mal que no me hicieron viajar
inútilmente y el Real se quedó con la copa. Porque lo último que le faltaba a
la realeza era perder también al fútbol contra un colchonero, joder.
¿Quieren
saber lo que es ser rey? Pues, ahí tienen. Tuve que esperar a que ese bruto de
Franco muriera para ser proclamado, de acuerdo a la Constitución española,
que para algo se escribió, como único heredero de los Borbones. Rey se nace. Y
yo nací en el exilio, cuando aquí mandaba por la fuerza Franco, al que
francamente mi padre no soportó jamás. Y que me digan a mi lo que es venir a
estudiar y no saber si uno sale vivo.
Estuve en
la Academia militar de Zaragoza, donde me dieron una instrucción militar
incompleta. Tan incompleta que una tarde se me escapó un tiro del revólver que
manipulaba y maté a mi hermano Alfonso. Pidieron investigar el hecho, pero
cerraron el caso poniendo que había sido de bruto, nomás.
Me casé con
Sofía porque era princesa en Grecia. Muy agraciada no era pero vestía unas
capas muy bonitas y nada mejor que el viento para que en los paseos en los
jardines reales le taparan un poco el rostro. A propósito. Una de sus capas se
quedó en Argentina en un paseo. Bebió tres copas y perdió la capa. ¿Desde
cuándo hay guardarropa en la casa de gobierno, Sofía, le dije esa noche, cuando
me entregó un ticket de color rosado. Si alguien tiene la bondad de enviarla,
yo pago la encomienda.
Soy el Rey
Juan Carlos, joder. No una sota de bastos ni un cuatro de copas. Algo más de
respeto, que no puedo encontrarme con una Duquesa a tomar el té en la madrugada
porque me cuesta conciliar el sueño que ya anda la prensa inventando romances.
Los reyes no nos enamoramos, eso es cosa de los cuentos. Los reyes vivimos para
hacer felices a nuestros pueblos, sonriendo en las fotos, mirándolos a los ojos
desde los portarretratos que colocan en sus casas. Nada como el pueblo. Por
ellos vivo.
Abdico.
Estoy
redactando mi currículum por si algún país anda buscando rey con experiencia.
Desde el 75 que subo y bajo las escaleras del palacio, firmo papeles, salgo en
estampillas, muestro el escudo. No creo que haya alguien idóneo como yo.
Los
viáticos lo dejo incompleto porque es un tema a conversar.
Me despido
de mi pueblo. Me verán quizás en alguna que otra corrida de toros. Hasta que
algún gilipollas las prohíba, como prohibieron la caza de los elefantes.