Un discurso sin papeles


Hay personalidades que prefieren no leer en público y apelar a su capacidad de oratoria. Discurso de Jack Patterson a los egresados de Harvard. Diciembre del 2015

Siento que estoy parado frente a un manantial. Un manantial de sabiduría y experiencia. Todos ustedes son pequeñas gotas de agua, inspiradoras de muchos pensamientos.

Hablemos del agua. Un elemento indispensable para la vida del ser humano. Quizás el de mayor valor, pero, en grandes proporciones, termina siendo un problema. El agua, en abundancia trae inconvenientes, produce, por ejemplo, inundaciones catástróficas,  y además, si bien es producto de la naturaleza, no acepta las reglas naturales y entonces,  en un lugar sobra y en otro falta. El agua en definitiva,  es bastante caprichosa. No es como el petróleo por ejemplo, que uno hace un pozo acá y sale solamente acá, no se anda desparramando por todos lados y sin trapos de piso que den abasto.  El petróleo no es tan caprichoso como el agua. Y también es  indispensable para ser el humano. Todas las cosas que vemos tienen algo de petróleo: el plástico, la tarjeta de crédito, el cd, el DNI,  por ejemplo, tan necesario para saber quién sos en la sociedad, como te bautizaron y dónde vivís.

Y cuando el petróleo no aparece aquí hay que ir a buscarlo por allá. O por Alá, porque en la tierra de Alá hay bastante. Hay también bastante en Venezuela pero desde un tiempo a esta parte, están bastante reacios a dejarnos hacer los pozos que hacen falta.

No me quiero ir por las ramas. El tiempo es tirano y me dieron 10 minutos para hablarle a los graduados.

No me gusta hablar leyendo discursos pero tenía unos apuntes como guía en unos papelitos que había puesto en el bolsillo del saco. Mi mujer, sin consultarme, llevó el traje a la tintorería, así que perdí la guía, pero no quiero irme por las ramas.

Ingresaron a estos claustros sabiendo muy poco o casi nada y se van con conocimientos útiles que le servirán para lo que se propongan: desde dirigir una compañía hasta montar una bicicletería. Una bicicleta que basa su desplazamiento en el equilibrio y equilibrio es justamente lo que nos falta en un mundo preocupado por el agua, los osos polares que navegan en pedazos de hielo y la crisis de los mercados.

Hay que prepararse para los cambios. El mundo no es lo que era y aunque se mantenga redondo y en la misma galaxia y no como el agua y los osos polares que se desplazan de aquí para allá y viceversa. Hay que estar alerta en la profesión que nos toque, enfrentando la adversidad con fervor y optimismo. Porque la alegría nos diferencia de las águilas y los peces por nombrar a dos animales bien diferentes con sus alas y sus aletas en movimiento.

Me pidieron las autoridades de la universidad que los inspire y motive desde el mismo lugar en que años atrás lo hizo Job, sin que le costara, pese a su apellido, ningún trabajo. Que tipo, Steve!!! Salió de estas aulas con un futuro de barrendero y nos pasó el trapo a todos. Como Newton, eligió una manzana para hacerse famoso y no pensó mucho el nombre, le puso Apple, nomás. Nunca se destacó en redacción, pero sus ideas lo llevaron de una manzana a una ventana y eso le abrió muchas puertas. A Newton se le cayó una manzana y atrás de eso se le cayó una idea y acá andamos todos ahora hablando de la gravedad de caerse en la calle cuando uno es una persona mayor.

A Job también se le cayó una idea, una idea es diferente en su caída a un sistema, porque cuando se cae el sistema, pobre Job. El mundo no lo recuerda de la mejor manera. Pero Job tomó las mejores decisiones, fue exitoso porque aprovechó muy bien lo que aprendió en el manantial y se diferenció del agua que anda de un lado al otro y a veces  por sitios que ni siquiera nos imaginamos , como los  ríos subterráneos, que no los vemos, pero ahí están, claro señor.

Los invito a juntar agua, manzanas e ideas. Salir a la calle y ejercer su doctorado.

Compartan sus manzanas y su agua. No aplaudan. Solo compartan.