Instantes

El hombre, seguramente vencido, planificó los detalles de su muerte. Se dirigió al paso a nivel de la calle Roma y caminó hasta la curva donde el tren alcanza la máxima velocidad y el motorman no puede verlo. Logró su objetivo.
El tren se detuvo y los pasajeros tuvieron que descender de la formación. Muchos, con sus celulares en la mano, se agachaban debajo de los vagones para tomar fotos.
Los avances tecnológicos no acompañaron nunca a los de la Humanidad.