Viejas son las fotos

Cuando éramos chicos una serie de televisión nos fascinó a todos: El túnel del tiempo. Compuesta por episodios que se desarrollaban íntegros en cada emisión, Douglas y Tony, los protagonistas centrales, viajaban al pasado utilizando una máquina.

La foto que encabeza esta publicación cumplió sin cables ni procesadores modernos la misma función que aquella extraordinaria máquina de Douglas y Tony. Es un viaje al pasado.

Este grupo, que compartió durante siete años de sus vidas las mismas aulas, el mismo patio, los mismos juegos, egresaron de la escuela y se despidieron para no volver a verse más.

Alguien tomó la iniciativa de comenzar a rastrearnos y contactarnos utilizando las redes sociales. Más de veinte compañeros fueron hallados y se encuentran en contacto. Día a día despejamos el enigma qué habrá sido de la vida de…

Aparecieron en arcones y cajas, fotos, boletines, medallas, cartas, obsequios. Aparecieron en charlas recuerdos de situaciones que volvieron a las retinas intactas luego de cuarenta y tres años de añejamiento.

Tenemos, como los bancos de madera de aquellas aulas de nuestra escuela, las cicatrices del tiempo y del país en el que nos tocó crecer. A todos nos atravesó Malvinas con mayor o menor intensidad. Todos nos hamacamos al ritmo de los vaivenes políticos y económicos de nuestro tiempo.

Haciendo caso omiso a aquello que pontifica Sabina: “Nunca regreses al lugar donde fuiste feliz”, hemos vuelto a la escuela. Vamos completando ese hueco que se formó con el desconocimiento del destino de quien se sentó cerca de nosotros alguna vez.

Ya no somos Clarita, ni Jorgito ni Marcelita. Estamos grandes, pero como una naranja ya formada, observamos y repasamos los primeros gajos que comenzaron a completarnos.

Una parte de nosotros comparte el patio de la escuela en el recreo.