El Capitalismo y la religión católica se
parecen. Ambos te prometen un paraíso invisible en un futuro incierto.
La reencarnación no garantiza mejora.
Siguen naciendo muchos más Herodes que Cristos.
La diferencia entre un sicario y un
ministro de economía es la herramienta de trabajo. El primero utiliza un arma
de fuego y el segundo una lapicera.