Hombre que piensa

 

Ilustración: Darío Parissi

Ha pensado en no arrastrar los ideales,

en mantenerse vigoroso y mordaz,

ocurrente y actualizado.

Ha pensado con horror en no desvariar,

ni volverse senil y huraño,

en avergonzar a sus hijos con pensamientos impropios,

palabras hirientes,

ideas opuestas a las que siempre defendió.

Ha pensado en un testamento, un anhelo personal

en ser ejecutado de forma inmediata a la primera contradicción.

Ha pensado en la pérdida del deseo,

el abrazo sin estímulo

y en los besos compasivos.

La fuga hacia adelante se ha distorsionado,

ese salto temerario hacia el imprevisto

alejándose para siempre de la terrenal y amarga rutina,

agazapado en la sorpresa permanente.

Ha cambiado el ritmo y la dirección.

No sueña con grandes amores ni pasiones inflamables.

Ha pensado en este viaje observando el cauce,

en quienes compartieron con él la travesía,

en los que se han bajado durante el recorrido

y en los que naufragaron a la deriva,

los que se dejaron arrastrar por la corriente.

Ha pensado hacia el futuro

en ser embajada permanente para hijos, nietos y amigos

cuando sufran exilios involuntarios o provocados,

y que siempre sepan que contarán

con un cobijo en la tormenta,

una compañía atenta y solícita en la confusión y el caos

un confesor que jamás juzgue

y se convierta en un hombre que ha pensado.