La imagen a simple vista es la
de un granadero saludando a la bandera. La foto es de 1965 y el granadero se
llama José San Martín como el creador de la fuerza de combate cuyo uniforme
está luciendo. El soldado es descendiente de uno de los militares más
brillantes de la historia.
Conocía a José en el 2007 en
una reunión en la empresa donde trabajábamos, él como el químico responsable de
los productos y yo como jefe de promotores. Yo no sabía nada de él ni él nada
de mí pero la corriente de simpatía inicial fue mutua. Cuando me enteré de su
linaje entendí muchas cosas. Creo que en los genes muchas veces se transmiten
valores no identificables en pruebas de laboratorio: el proceder recto, la
superación constante, la disciplina.
Las charlas con José son
enriquecedoras. Aunque la historia no se componga de elementos químicos, la
alquimia de algunos factores son determinantes en distintos períodos para que
se produzcan ciertos cambios sociales y él, con su formación técnica y su
experiencia pedagógica, los desmenuza como si observara tubos de ensayo.
José acaba de desarmar una casa
en la que vivió muchos años y mudarse a Capital para poder seguir estudiando en
la universidad. José tiene ochenta años.
Parece que a los San Martín se la asignó un destino de grandes proezas.