Fantasmas

Los siento sobrevolar la casa,
revolver papeles,
susurrar incoherencias, simular certezas.
Los escucho regresar a veces,
pesados de fantasías mal curadas,
de noches mal dormidas,
de silencios y perfidias anacrónicas.
Suelen ser ariscos y arrogantes,
pretenciosos, sabiondos, imperfectos.
Toman mis plumas,
imitan mi caligrafía,
disimulan con astucia mis defectos
y vuelven a esconderse.
Salen a la luz con datos imprecisos,
disfrazan las palabras,
se distraen en imágenes y en rimas,
como si la vida fuese solo eso,
como si la realidad llegara de otro sitio,
de algún barrio que frecuentan sin descaro,
de algún suburbio olvidado por los mapas.
Suelen reír a mis espaldas,
cuando un súbito malhumor se planta sin permiso,
cuando la ventana de mi casa es como un cuadro,
pintado con desgano, a la ligera.
Y yo no veo la hora en que aparezca
alguna buena idea o una pregunta.