Con el sudor de tu frente



-Un poco de voluntad es lo que te hace falta, es tu oficio, tienes que dedicarte con más esmero.
-Es que ya no me gusta, padre.
-Toda la vida hemos hecho este trabajo
-No me gusta cómo nos mira la gente, no soporto lo que dicen mis amigos
-Deberías elegir mejor a tus compañeros. Nada bueno se espera de quienes en lugar de animar al amigo lo denigran.
-Es que siento que no son solo mis amigos, es todo el pueblo el que nos señala.
-Tadeo, sabes que no podría hacerlo solo y cada día llegan nuevos encargos.
-Pero antes trabajábamos para la gente
-La gente tiene menos dinero para comer y no somos nosotros los que hacemos las leyes. Refuerza ese listón con el clavo.
-Padre, deseo hacer otra cosa. Tiene mayor dignidad el dinero que gana una prostituta.
-Avergonzarías a tu madre si te escuchara decir esa ofensa. Fija esa base.
-Discúlpame, pero quiero que otro haga este trabajo
-Tadeo, son catorce y llevamos once. Solo nos restan tres. Una de las tres la cargará el nazareno. Ése que se hace llamar Rey de los judíos.