Un día faltaron a clases y no regresaron. Sus
nombres integraron una lista que confeccionó a máquina un miserable.
Pienso en las horas previas a sus muertes, en las
escenas de dolor y las de tormento.
La placa está a escasos metros de un lugar que se
llamó Escuela Mecánica de la Armada y que se utilizó para el exterminio
sistemático de personas, sin diferencias con aquellos campos de concentración
nazis de la segunda guerra. Puede que sus últimas horas hayan transcurrido en ese
lugar, a pocos metros de donde tomaron clases.
Esa placa no estará en las postales argentinas y
también nos representan.
Pienso en ellos.