La Vieja Guardia del Varieté

Suena el teléfono y es Guardiola con la voz de Eduardo Calvo. Me invita a jugar 10 minutos en el Barcelona. ¿Quién puede negarse a jugar con tipos que certifican que en ciertos espectáculos hay arte? Nadie en su sano juicio se negaría. Acepté. Se va a llamar La Vieja Guardia del Varieté, un guiño del Teatro El Guiño para los colegas que desde los 80 a la fecha pusieron en escena trabajos propios con su personal estilo. Diferentes disciplinas, diferentes estilos, diferentes risas.

Tengo más de 10 razones para justificar mi admiración hacia ellos y su trabajo.

Con Eduardo y Merpin compartimos el principio de El Bululú, un teatro con una amplia historia de espectáculos de humor a cuestas.

Con Hugo Fili, Lumba, Marcelo Dandrea, Claudio Pereira, el circuito denominado under.

El público se ha divertido. Y coronó el trabajo con aplausos. Y no tuvo ni idea de lo que pasó en bambalinas. Se tendría que filmar lo que nos divertimos nosotros antes, durante y después de la función. Y tiene un plus que siempre sale a escena con los artistas.

En una profesión donde se empañan las relaciones con los egos y las actitudes mezquinas, llevarse bien, respetarse fuera de los límites del profesionalismo, a nivel humano, es casi mágico. Es difícil que este tipo de relaciones resistan el paso de los años. Todos los grupos con un trabajo en común, terminan distanciándose.

Nos acordamos de anécdotas y números impresionantes de aquellas épocas y en todos los tiempos.  Eduardo Calvo, con la voz de Guardiola, nos volvió a reunir en el mismo camarín.

Ha sido una noche fantástica que queremos repetir, como los buenos platos, como los buenos vinos.

Sostienen algunos entrenadores de fútbol que los jugadores mejoran cuando tienen cerca suyo gente con mayor talento y habilidades. Yo lo comprobé. Es cierto.