Los
diarios, con sus periodistas y columnistas de opinión, escriben, narran, cuentan los
acontecimientos que suceden todos los días, como en algún momento en el futuro, investigarán y resumirán
los historiadores, para dejar asentadas sus conclusiones y su lectura de los hechos.
Una
vieja frase dice: “Hay que escuchar las dos campanas para conocer la verdad”.
Y esto supone que un mismo episodio puede ser narrado por personas muy
diferentes en su ideología, en su compromiso con la verdad, e incluso, en su
carácter de defensor de una de las partes protagonistas de estos hechos que
comienzan a ser históricos a partir del día siguiente.
Uno
elige que tipo de campana desea escuchar. Uno elige a quien creerle, quien
inspira respeto y crebibilidad, y a quien ya lo han atrapado en mentiras, en relatos confusos,
en manipulación de la información o en manifestar simpatía o encontrar justificación
en actos perpetrados por genocidas. Le ley suele ser una línea muy finita en
estos casos.
En
la Campaña al Desierto, Roca y sus tropas aniquilaron a 14000 indios, que por
supuesto, estaban en esas tierras antes de la llegada de los conquistadores
españoles. Esa masacre, financiada por la Sociedad Rural Argentina, trajo,
claro está, para esta prestigiosa institución beneficios. No se financia
semejante empresa con fines filantrópicos. Cuarenta millones de hectáreas
fueron repartidas entre 1800 familias. Algunos generales de sus columnas, como
Rauch, un especialista en tácticas de exterminio, dejaron el sello de su paso
por la provincia de Buenos Aires, en su derrotero hacia el sur, dándole su apellido a
pueblos posteriormente, como Villegas, otro integrante de la gesta. 1800
familias patricias pasaron a ser propietarias de tierras ganadas a sangre y
fuego.
Pongamos
a sonar dos campanas. Escuchemos la diferencia de enfoque, las deducciones
personales de lo que se busca transmitir sobre un mismo hecho, donde las cifras
arriba mencionadas son oficiales, salidas de los partes militares que Julio
Argentino Roca, con rigurosidad militar dejó asentadas.
Mariano
Grondona habla sobre la Campaña al Desierto, respondiendo a Osvaldo Bayer. Dos
campanas.
Si
tomamos cualquier hecho al azar, observaremos también campanas disonantes.
Yo
ya elegí cuál es la que escucharé sonar.