Por la señal de la Santa Cruz


Llegaron con la cruz en el pecho los colonizadores. Por entonces, la Santa Iglesia Católica fue menos estricta porque cumpliesen al pie de la letra, como buenos cristianos, los diez mandamientos aquellos sacrificados hombres que traían la palabra de Dios.

Una inmensa cruz en su uniforme acompañó a los santos evangelizadores en las Cruzadas a Tierra santa.

Otro indulto llegó unos siglos más tarde cuando apareció de la mano del Diablo la amenaza roja del comunismo.

Algunos sacerdotes en mi país participaron con rosario en mano y crucifijo colgado del cuello en sesiones de tortura y simulacros de fusilamiento.

Los ministros de Dios confiesan sus pecados, se arrepienten y entre ellos se absuelven.

Las cruces más grandes las cargan los mismos Cristos de siempre.