Unos amigos, Ariel y Silvana, me regalaron el libro “Spinetta –
Fotografías de Eduardo Martí”
Esperé el momento para disfrutarlo como un buen whisky después de haber
cenado.
Preparé mis temas de Luis (son varias horas) y me senté en el sillón del
living mientras el ambiente se llenaba de música y poesía.
Eduardo Martí cuenta en el prólogo lo que significaba trabajar con Luis
Alberto: no le gustaban los montajes preproducción, iba por el camino de improvisar
con la intuición natural con los elementos disponibles en el momento de cada
toma. Y hay fotos nacidas de esa impronta que son obras de arte y terminaron
formando parte de sus discos.
No había entonces los elementos digitales que hoy corrigen detalles de
luz. Habla de un segundo ciego entre el disparo y la imagen plasmada.
En una secuencia de fotos aprovecharon un auto Mercedes Benz 250 para
tomar una foto de frente a la trompa del auto con las luces de sus faros
encendidas iluminando a Luis desde atrás. Y luego, al pasar a la siguiente
aparece ésta donde se nota que utilizan una luz colocada en el interior.
Cada registro es un hecho artístico único, preciso y también eterno como las canciones de Luis de Luz.