No creo que haga falta

No creo que haga falta, 
rezar, cruzar los dedos, 
invocar a los astros o a los dioses, 
poner patas arriba algún santo, 
murmurar conjuros, leer la Kabala, 
interpretar antiguas profecías, 
conquistar la simpatía de la suerte, 
repetir una oración como en un mantra, 
usar una cinta roja contra la envidia 
y una herradura en la puerta de entrada. 
No creo que haga falta 
entender las razones, los impulsos, 
la intensa vigilia, el derrotero, 
los duelos, las angustias y la gloria, 
los riesgos, los enigmas, el misterio. 
No creo que hagan falta descripciones, 
metáforas brillantes, cartas ni tiempo, 
bitácoras canciones, las cenizas 
de lo que alguna vez ha sido eterno. 
Tu fuego en bocanada hace de guía, 
cuando cabalgo a orillas del Infierno, 
cruzando la espesura de la noche, 
girando en espiral por sueños rotos. 
Tu mano como muelle donde encallan 
los días que tardé en hallar tu puerta, 
el brillo de tus ojos como un faro, 
umbral donde anticipo mi consuelo.