Variaciones sobre el tiempo

Porque yo no sabía como,
me daba indicaciones,
un brazo por vez,  primero el puño
y luego estirar el brazo,
me alisaba la pechera,
acomodaba mi cabello
y me miraba con un brillo de orgullo ciego y genuino,
imaginando quien sabe qué futuro.
Solía acariciarme las mejillas,
me miraba fijo a los ojos por si hiciera falta esa confirmación,
ésta es tu madre.
Porque la rigidez en las articulaciones se lo impide,
debo darle indicaciones,
un paso por vez, con calma, un escalón,
primero el puño,
acomodarle el saco y la cabellera,
traducir el lenguaje incomprensible de un médico,
imaginando que estragos del tiempo sin futuro,
mirarla a los ojos sin brillo y sin respuesta,
y ese esfuerzo para entender
esta es mi madre.