Tocar el cielo

 

Imagen editada y cedida por Julio Parissi

Pensó en el significado de la palabra plenitud. Nunca antes sintió con tanta intensidad que la felicidad lo desbordaba, que el pecho era su centro y que en medio de este paisaje soñado había consumado la reunión perfecta, que la emoción se convertía en agua en sus ojos. Allí estaban sus padres, arquitectos que trazaron la base de un proyecto consumado. Allí estaba su mujer, que siempre apoyó cada idea y ahora disfrutaba con él de su triunfo como propio. Allí estaban sus hijos, a quienes nada les faltaba.

Había soñado durante dos años con este encuentro y este lugar. Nunca antes tan cerca del cielo, rodeado de montañas que ahora quedaban debajo de él y de los suyos. Quiso atesorar el momento, inmortalizarlo en una foto para colgarla en la pared de la empresa, que le recuerde cada día al comenzar la jornada qué significa un instante de felicidad capaz de mitigar cualquier pena transitoria.

Le entregó el celular a su esposa, se alejó sonriendo y extendiendo los brazos, ebrio de una excitación que le parecía interminable. Allí estaba cumpliendo un sueño con la familia entera observándolo maravillada por su felicidad tan contagiosa.

Pueden decir una ráfaga de viento traicionera, un instante fatídico, una burla del destino, una intromisión del Diablo, un inesperado desprendimiento. Cualquiera de esas causas hizo que se despeñara al vacío delante de su familia.