El viernes 27 de enero intenté hacer un vivo en FB en mi página. Algo falló. Puede fallar.
Lo pasé para el viernes 3 de febrero pero la emisión fue por mi canal de YouTube.
Aquí vamos
El viernes 27 de enero intenté hacer un vivo en FB en mi página. Algo falló. Puede fallar.
Lo pasé para el viernes 3 de febrero pero la emisión fue por mi canal de YouTube.
Aquí vamos
Vos te fuiste, yo me quedé
perdido y angustiado como un niño en la penumbra,
ausente,
exiliado.
Recordé el
primer encuentro
cinco pisos en
ascensor duró el viaje hasta tu cuarto.
Los naipes
barajados
que no saben de
noches ni de horarios
fijaron un
destino de buena suerte fugaz
como el de las
estrellas,
las chispas de
las leñas,
la voraz lengua
de fuego en el cañón de una pistola.
No era permitido
hablar de muerte,
de ríos de
lágrimas ni de tragedias.
La vida breve
transcurría
al ritmo de un
carromato de circo en plena gira.
Toda la cama era
una isla
y alrededor de
ella un mar de nada.
Por eso nos
costaba tanto incorporarnos,
ponernos de pie
y zambullirnos al abismo
de los días
numerados y las direcciones falsas,
el giro
interminable de las agujas del reloj,
los días de
tormenta invernal en Buenos Aires
y ese agujero
negro en medio del pecho.
Ya vuelvo me
dijiste, yo esperé
con la inútil
esperanza de los reos,
con el sueño
inconcluso
y la neblina
espesa.
Te escribo,
prometí y no lo hice
como no lo hago
ahora.
Dicen que fuimos cinco millones, que es la
convocatoria popular más grande del mundo a la fecha.
Algo pasó para que esto sucediera.
Lo que ha generado en la gente este equipo no es
casual, es un concentrado de ingredientes.
¿Cómo retribuirle a este equipo los abrazos y las
lágrimas que generaron junto a nuestros seres queridos?
¿Cómo agradecerles tanta euforia, tanto pecho
inflado de orgullo?
No fuimos solo argentinos los que festejamos este
título.
En diferentes lugares del Mundo se festejó uno de
los pocos actos de justicia que suceden cada tanto.
Porque hubiese sido injusto que este equipo no
levantara la copa por un capricho del azar que también en el fútbol juega y
cómo.
Hubiese sido injusto por Messi y por todo lo que
hicieron sus compañeros para que su Capitán obtuviese el único trofeo que hasta
hace unos días le había sido esquivo.
Messi en estos años de frustraciones con la camiseta
de la selección, además de los golpes arteros de sus rivales, soportó los de un
puñado de mediocres que siempre quedan encandilados con los que brillan tanto y
no pueden asimilar tanta luz.
Este equipo concentró los anhelos de quienes a
diario cargan sobre sus espaldas un sinnúmero de desdichas. Este equipo superó
a adversarios y a villanos.
Es la tercera vez que veo a Argentina levantar la
copa, la más pesada y gloriosa de todas, repleta de suspenso, de tensión y de
llanto.
Gracias a todos los que lo hicieron posible. Para ellos estas líneas.